Unidos somos una roca
Durante la Campaña Pobreza Nunca Más – Actuar Todos por la Dignidad, ATD Cuarto Mundo impulsó la escritura de historias de resistencia y cambio, de luchas colectivas que muestran que si las personas se unen pueden lograr que la miseria retroceda.
Historias de resistencia que ponen en evidencia que la miseria se puede evitar.
La siguiente historia está escrita por Joël Félicien Heriniaina (Madagascar).
Durante el último mes de septiembre visité el pueblo natal de mi cuñado que está situado a más de cien kilómetros de Antananarivo, fui para ayudarle a renovar una tumba. Una vez allí di un paseo para descubrir el pueblo y ví que había una escuela sin tejado, sin puerta y que únicamente tenía dos cuartos para recibir a todo el alumnado de primaria. Supe también que las clases se turnaban de modo que cada clase solo daban dos horas al día y que únicamente la clase de los mayores daba más horas de clase para que las alumnas y alumnos pudieran aprobar el examen final de estudios primarios.
Durante la época de lluvias nadie puede estudiar.
- También me contaron que los resultados del examen final eran buenos.
Esta historia me tocó directamente el corazón y despertó mi motivación por hacer algo. Me dirigí a la autoridad del pueblo para hablar con él. Me respondió: «Y eso, ¿en qué te concierne? Eres un extranjero en el pueblo». Hice un esfuerzo por conservar la tranquilidad y le expliqué que no me gustaba saber que los niños no podían estudiar cuando llovía. Afirmó que no tenía los medios para construir una escuela.
Una vez en casa, pregunté a mi cuñado por esta escuela. Me respondió: «Dedícate a lo tuyo, no te corresponde ocuparte de eso». En mi fuero interno me decía que sí que tenía que ocuparme de ello. Encontré a un profesor, dialogué con él y le dije que no contaba con los medios económicos pero que podía dialogar con él sobre la escuela. Me contestó que le gustaría arreglar la escuela pero no encontraba cómo hacerlo.
Fuimos a la oficina municipal que estaba a una hora larga caminando. Cuando el alcalde vio al profesor, dijo:
- «Todavía no hay financiación para construir una escuela aquí, pero sois vosotros los que sois incapaces de arreglároslas para encontrar dinero».
Insistí añadiendo: «Se lo ruego, permitanos debatir esta cuestión con usted, ambos somos personas». El alcalde respondió: «¿Quién eres tú para inmiscuirte en las cuestiones de esta población? Eres un extranjero y recién llegado al pueblo». Le conté por qué estaba en el pueblo. «Ocúpate bien de tu tumba y regresa a tu casa». No obtuve respuesta.
Soy integrante de un grupo de ATD Cuarto Mundo que se denomina «tête ensemble» (pensar conjuntamente, literalmente cabezas juntas), que está conformado por personas de diferentes medios sociales y donde compartimos de modo igualitario nuestras ideas para tomar las decisiones de la coordinación de ATD Cuarto Mundo Madagascar. Nuestros intercambios me inspiraron. Junto con el profesor reunimos a las familias y les dijimos «La época de lluvias se acerca y si quieren ustedes que la escuela esté arreglada lo podemos hacer a través de contribuciones a una caja común». Se decidió que un profesor gestionara el fondo. Cada persona ofreció lo que pudo y al cabo de diez días pudimos reunir la cantidad necesaria para comprar las láminas de calamina (zing), madera y clavos. Las vecinas y vecinos lograron comprar ocho láminas. Al verlo, el alcalde también contribuyó. También movilizamos a las familias para que realizaran por sí mismas los trabajos, y aceptaron. La instalación del nuevo tejado fue un éxito. Ese día, solamente construimos el tejado, pero los habitantes prosiguieron y las personas ofrecieron ellas mismas las puertas.
- Dos meses más tarde la escuela estaba reparada. Actualmente las niñas y niños pueden estudiar, aun cuando llueve.
Mi cuñado me alentó cuando vio la escuela.
Si todas las personas asumen sus responsabilidades, la Nación llegará lejos. Para mí, gracias a la participación de todas las personas pudimos concluir este trabajo.
Para saber más, visite el blog 1001 Historias de Resistencia→