Un tesoro de compromisos
81 miembros de ATD Cuarto Mundo, de 24 países y con 13 idiomas activos, se reunieron del 10 al 17 de octubre de 2018 en el Centro Internacional de ATD Cuarto Mundo en Mery sur Oise (Francia). Un inmenso desafío para una lucha que no ha cambiado: poner fin a la pobreza.
«Vivo en un barrio atravesado por un canal que sirve de alcantarilla. Hay agua por todas partes, las calles están inundadas. Cuando salí de mi casa para ir al aeropuerto tuve que remangarme el pantalón para que no se mojara. Mi mujer tenía miedo de dejarme marchar, pero le dije que tenía que confiar. Así es como he llegado con ustedes aquí, al reagrupamiento». El señor Joseph acaba de llegar de Madagascar. Su valentía y determinación impresionan a cada una de las personas que participan: para muchas de ellas, militantes Cuarto Mundo como él, venir supone dejar atrás a las personas con quienes se comparte a diario la lucha, es sumergirse en algo desconocido, arriesgarse a los prejuicios de la policía en las fronteras… Como él, 81 miembros de ATD Cuarto Mundo se han reunido para «mirar juntos el movimiento: los avances, las fortalezas y las debilidades, los nuevos desafíos que se presentan hoy». Vienen de las dos Américas, de África, Asia, de Europa… La mitad son militantes Cuarto Mundo, la otra mitad la componen aliados y miembros del voluntariado permanente. Reunir a todas estas personas implica una inversión muy importante y fundamental para llevar a cabo una lucha coherente contra la pobreza. «Hemos aprendido lo importante que es detenernos regularmente para reunirnos y reflexionar sobre las iniciativas que juntos emprendemos para que la miseria retroceda», explica Isabelle Pypaert Perrin, delegada general del Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo
Sentirnos orgullosos de unas y otras
El objetivo de los dos primeros días de reagrupamiento era permitir que las personas pudieran conocerse con cierta profundidad, para que cada persona pudiera sentirse orgullosa de lo que realizan las demás personas en sus países con valentía y creatividad. De este modo, militantes Cuarto Mundo, aliadas, voluntarias y voluntarios permanentes pudieron exponer con fuerza su experiencia vital y explicar cómo su encuentro con ATD Cuarto Mundo transformó su vida, su forma de ser y de ver las cosas. Escuchar a cada persona permitió tomar el pulso al movimiento a través del compromiso de sus miembros, como Paul, de Irlanda, que concluía una de las jornadas diciendo: «He visto que no soy el único que quiere cambiar la sociedad. Veo personas que hablan con determinación, que dicen que quieren continuar luchando contra la miseria. Nadie quiere abandonar la lucha». Mari-Jo, de Filipinas, decía que «también hemos hablado de cosas difíciles, hemos hablado de nuestros puntos débiles. Hablar de las dudas que tenemos permite reforzar los vínculos entre nosotros». «¡Qué orgullo descubrir los esfuerzos para no dejar a nadie en la estacada de Ouisseini en Uagadugú o los de Tatiana en Brasil!», afirmaba con entusiasmo otra participante.
«Nunca más nos podrán borrar de la historia»
Las personas que participaron en el reagrupamiento pasaron un día en el Centro de investigación y archivo Joseph Wresinski. Pudieron tomar conciencia de que cada una de sus luchas se inscribe en una historia más amplia, la de ATD Cuarto Mundo y la extrema pobreza. Se sorprendieron al ver como los archivos de acciones y luchas que han realizado son preciosamente conservados y hacen presente la lucha de quienes han vivido y actuado a favor de una sociedad más justa. La visita de este centro ha impactado a estos visitantes, como Mariángeles, militante Cuarto Mundo española: «En el mundo hay muchas personas que, a nosotros los pobres, no nos quieren, y que quisieran que nunca hubiéramos existido. Pero aquí he visto que existimos y que jamás nos podrán borrar de la historia».
Próximas luchas
Al ritmo de presentaciones, de trabajo en plenaria o en grupos pequeños, con traducciones en permanencia, los siguientes días la asamblea trabajó activamente para analizar el futuro de ATD Cuarto Mundo. Fue Martine Lecorre, desde hace mucho tiempo militante Cuarto Mundo y actualmente miembro del equipo de Delegación General, quién motivó a cada una de las personas a comprometerse con la próxima lucha: «Ahora tenemos la ambición de iniciar un gran proyecto de conocimiento experto en todo el mundo sobre la familia. (…) Hace ya muchos años que hablamos de este sufrimiento, de estas separaciones entre niñas y niños, entre hermanos y hermanas. Pero también hablamos de los gestos de resistencia que realizan unos y otros para permanecer en pie, para seguir creyendo, para luchar».
En el Atrio de los Derechos Humanos para aportar una dimensión internacional del 17 de octubre
A la espera de iniciar este nuevo proyecto, los miembros del reagrupamiento alzaron su voz en una intensa celebración del 17 de octubre. En primer lugar les recibió el embajador para los Derechos Humanos de Francia, después por Anne Hidalgo, alcaldesa de París, y con sus intervenciones pudieron poner en evidencia que las personas en situación más grave de pobreza son las primeras en movilizarse por el respeto de los derechos humanos. El reagrupamiento final concluyó en el Atrio de los Derechos Humanos y las Libertades, en el Trocadero, París: allí, los participantes aclamaron, en sus 23 idiomas que «Unirse para hacer respetar los Derechos Humanos es un deber sagrado».
El espacio donde se reconocen todos los compromisos
Bruno Dabout, miembro del equipo de Delegación General, volvió a subrayar lo esencial: «el fundamento de todo nuestro proyecto como Movimiento es el compromiso. El compromiso de quienes participan en la sociedad para que se transforme inspirados en la escuela de rechazo de la extrema pobreza; el compromiso de quienes, en el voluntariado permanente, dedican su vida, por un tiempo determinado o a más largo plazo. El Movimiento es el espacio donde todos estos compromisos se encuentran, se reconocen, se enriquecen, permanecen a largo plazo y contribuyen a que nuevas generaciones se atrevan a ir más lejos en estas vías abiertas por el coraje». ¿Cómo podemos hacer que este tesoro de compromisos pueda seguir creciendo? Para Déogratias, de República Democrática del Congo, este encuentro es ya por sí una respuesta pues: «¡Nos ofrece una considerable fuerza para luchar contra la miseria!». Es necesario cuestionar su propio compromiso».
Durante la semana, muchas personas decían: «Me gustaría que otras personas militantes de donde yo soy puedan tener esa suerte de descubrir que somos un movimiento mundial». En tres años tendrá lugar un próximo encuentro mundial. Así, cada persona regresó a sus países con más fuerza, pero afirmando, como Ouisseini de Burkina Faso: «No hemos ganado todavía el combate, queda todavía mucho por hacer. ¡Tengo que esforzarme todavía más!».