«Transformar la tierra»: la juventud, inspirada en Joseph Wresinski, cree firmemente en ello
En tres ocasiones, en el calor del mes de julio de Dakar, algunos jóvenes se dieron cita en torno al pensamiento del «Hombre que declaró la guerra a la miseria», Joseph Wresinski, con motivo de la celebración del centenario de su nacimiento.
Eligieron comenzar por el llamado realizado por el padre Joseph el 25 de mayo de 1985 en Ginebra, a los jóvenes miembros de las diferentes delegaciones presentes en la Oficina Internacional del Trabajo (OIT): «Todas la manos son útiles para transformar la tierra».
No se trata de un texto actual, y, sin embargo, se han visto reconocidos. El texto inicia con tres preguntas que la juventud en el mundo se plantea, acompañada de las respuestas que dan, que son como un himno a la vida, un compromiso de acción:
¿Quién eres? ¡Soy un ser humano!
¿Dónde vives? ¡Vivo en la tierra!
¿Qué haces? ¡Construyo el mundo!
En este Wresinski de otra época, pero cuyo pensamiento sigue siendo, sin embargo, de tanta actualidad, encuentran el aliento de la confianza que siempre depositó en la juventud: «El padre Joseph sabe que los jóvenes tienen la fuerza y la mentalidad necesaria para producir un cambio».
«¡Imagina como podría ser el mundo!, si todo el mundo tuviera las mismas ideas que el padre Joseph.».
Y, sin embargo, no son ingenuos. «Cuando somos pobres, las personas piensan que no tenemos solución. Piensan que somos unos delincuentes. Es un gran obstáculo. Pero todo se construye desde la solidaridad y la amistad. Si no somos capaces de entendernos entre nosotros no contaremos con el valor necesario para trabajar juntos, pues tenemos un solo objetivo aun cuando tomamos caminos diferentes para lograrlo. Si nos ayudamos mutuamente, tendremos un mundo más bueno».
Estos jóvenes, que se implican activamente como animadores culturales en su comunidad, saben de la importancia de la ayuda mutua y de compartir el saber: «Si tienes fuerzas y no ayudas al débil, quiere decir que, realmente, no tienes fuerzas. Si tienes alegría, actúa de modo que tu amigo pueda tener esa misma alegría. El padre Joseph no pensó en dinero, sino en un corazón que ayuda y alivia a los demás, nosotros, la juventud, tenemos el corazón y la fuerza. Si nos unimos, podremos cumplir nuestro objetivo. Que la persona que sabe enseñe a la persona que no sabe».
Encuentran en el pensamiento de Joseph Wresinski una fuente de inspiración para la creación de un proyecto de acción que no deje a nadie atrás. «El padre Joseph nos alienta a seguir los pasos de nuestras abuelas y abuelos, nos alienta para que nosotros, los jóvenes, hagamos lo mismo con nuestras hijas e hijos. Nuestros antepasados sufrieron la humillación, nos toca a nosotros mostrar que todos somos seres humanos. Debemos luchar contra esta humillación, no hay distinción entre los seres humanos».
- «La persona que vive en situación de pobreza tiene capacidad para hablar y para desarrollar sus competencias como nosotros. Tiene derecho a vivir, a hablar y junto a él, si le reconocemos, el mundo cambiará».
El llamamiento de Joseph Wresinski, en su universalidad, responde a la sed de las personas en situación de pobreza de construir un mundo más justo donde cada persona pueda ser útil. «El padre Joseph supo hacer emerger una única identidad para todos los jóvenes de todas las clases sociales. Entre ellos hay quienes han sufrido y quienes han tenido una vida estable, quería unir a todas las personas, unirnos en torno a una única lucha. Habla de unión, pero no de una sola religión, ni una sola etnia, habla de la unión de todo el mundo. Aquí, en esta mesa, todos venimos de países diferentes, somos ciudadanos del mundo. El padre Joseph nos muestra el camino que tomar para que la tierra sea espacio de utilidad. Nos habla de una distribución equitativa: que realmente es toda una cuestión. Identificó el problema de la distribución desigual que conduce a la pobreza».
Un compromiso renovado
Mediante la lectura de sus textos, los jóvenes también encontraron el aliento necesario para mantenerse firmes en su compromiso como animadores de las acciones culturales para las niñas y niños de los barrios desfavorecidos. «Programamos nuestras acciones antes de llevarlas a cabo, ATD Cuarto Mundo nos forma a la reflexión, a la programación, a la evaluación. Es así que podemos avanzar y podemos aportar cambios».
«Es necesario saber que el futuro es una página en blanco por escribir. Nada está establecido de antemano. Nuestro destino somos nosotros los que debemos completarlo. El azar no existe. Solo tu propio compromiso, tu coraje, tu fe y tu determinación pueden ayudarte a realizar el más pequeño de tus sueños».
Era su conclusión, como un acto de fe que hace eco a la última frase del texto de Joseph Wresinski:
- «Somos seres humanos, viviremos en la tierra, construiremos un mundo sin opresión, ese mundo de paz con el que, desde siempre, los seres humanos sueñan».