Tapori Sevilla: «¡Por fin tenemos biblioteca!»
2021-Jovenes en la nueva biblioteca©Mendez/ATDCuarto Mundo
Un sueño hecho realidad
El grupo Tapori de Sevilla celebra el día del libro en su nueva «biblioteca», un espacio que les ha cedido la Factoría Cultural. Un sueño hecho realidad .
Este grupo de jóvenes, que empezó leyendo libros en las bibliotecas de calle, ha aceptado la propuesta de gestionar este espacio:
- “Mejor es que sea un espacio de estudio porque no hay nada así en el barrio”. Y añadían: “pero no podemos dejar a los más pequeños atrás, tienen que ver que les apoyamos y que pueden hacer lo mismo que nosotros, tenemos que darles ejemplo”.
Por eso van a organizar periódicamente actividades en esa sala para los más pequeños: lectura de cuentos, diálogos temáticos, juegos:
- “Que siempre quieran volver”.
«¡Queremos ir a una biblioteca de verdad, pero casi siempre está cerrada!»
En 2018 estos niños y niñas empezaron una campaña para conseguir abrir las bibliotecas de la ciudad. Descubrieron que las bibliotecas municipales permanecen cerradas fines de semanas y semanas alternas . Para conseguir ser escuchados colocaron carteles, repartieron flyers, escribieron cartas al Comisionado, al Alcalde. Cada sábado se presentaban en la biblioteca del barrio y, detrás de la cancela cerrada, dialogaban con los guardias de seguridad, hasta que un día consiguieron que la cuestión se llevara al pleno del Ayuntamiento de Sevilla.
El reto de continuar estudiando
Alba Méndez, aliada de ATD Cuarto Mundo en Sevilla, lleva la biblioteca de calle y apoya toda esta acción que han impulsado los niños y niñas tapori, procedentes de las viviendas de Los Verdes, la zona más desfavorecida de las Tres Mil Viviendas. En una entrevista en periódico El Diario de Sevilla Alba explicaba:
- «La mayoría de estos niños tienen más dificultades que otros. Porque la pobreza es un bucle, aquí es más difícil conseguir las cosas y no siempre los que quieren estudiar lo consiguen»
A partir de la llegada de la pandemia las condiciones para seguir los estudios empeoraron. Las madres de la asociación Tres Mil Ideas1,decían:
- «Muchos de nosotros no podemos pagar internet y no tenemos ordenadores ni tablets que puedan utilizar nuestros hijos para hacer los deberes». Esa es la realidad de muchos niños y jóvenes que tienen muy difícil seguir sus estudios «… pueden perder el curso si no entregan los deberes. ¿Y cómo los hacen?»
Una carrera contra reloj
«Los niños tenemos derecho a ser lo que queramos ser»
Durante la Jornada Mundial de los Derechos de la Infancia, estos niños y niñas resumían así su punto de vista: «Los niños tenemos derecho a ser lo que queramos ser».
Coral, 15 años:
– “A mí me gustaría ser masajista, de las que saben lo que hacen”
Otros sueñan con ser abogados, maestros… preguntan:
– “Pero cuánto se tarda, ¿qué edad tendría yo si consigo hacer esa carrera?”
– “Uy qué tarde, ya sería muy mayor”.
Los niños, niñas y adolescentes en Las Tres Mil Viviendas saben que tienen poco tiempo real para poder estudiar porque tendrán que ganarse la vida pronto y ya ayudan a sus padres en lo que pueden.
Pero este grupo está decidido a mejorar su barrio. Para ello convencieron a sus familias de plantar árboles el día 17 de octubre, buscan apoyar a los más aislados del barrio, participan en la biblioteca de calle que se organiza en sus plazoletas desde hace ya años. Durante el confinamiento han custodiado los libros con la esperanza de volver a leer todos juntos. Han ido recibiendo donaciones de libros de personas de otros barrios. Están convencidos de que la mejora del barrio pasa también por un verdadero compromiso por la educación de todas las personas para poder salir del «bucle de la pobreza».
Mas allá de un espacio para estudiar, una muestra de confianza
En noviembre de 2020, Juan, Quisco y Manuel, acudieron en representación del grupo Tapori a la Factoría Cultural. Invitados al Encuentro Formativo del Campus Polígono Sur, presentaron su acción para abrir las bibliotecas. Esta invitación les llevó a encontrar nuevos amigos.
Entre ellos, Amapola López directora de la Factoría Cultural, quién ha valorado tanto el compromiso de este grupo que ha decidido apoyarlos para hacer realidad este sueño. En febrero Amapola se reunió con algunos miembros del grupo y les ofreció una sala para sus actividades dentro del centro cultural.
Ya han trasladado los libros y materiales que habían ido guardando en sus casas, y las donaciones tienen desde ahora un sitio privilegiado donde servirán a quienes quieran ir a esta sala convertida desde ahora en biblioteca. Porque según las propias palabras de Samira de 8 años:
- “¡todos los niños de la ciudad pueden venir, están todos invitados!”
y añadía:
- «Esta biblioteca la hemos hecho para que todos los niños puedan venir para leer cuentos y a vivir la vida, la verdad, porque aprender a leer es poder vivir muchas historias. ¡Eso es una alegría!»
Este es un importante apoyo para este barrio ya que la falta de espacios adecuados supone uno de los grandes impedimentos para las familias a la hora de apoyar a sus hijos en los estudios. Pero además es una valiosa muestra de apoyo y confianza .
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