Renta mínima, ¿una vida digna para todos?
En abril 2016 se celebró la reunión pública del Intergrupo Extrema Pobreza y Derechos Humanos en el Parlamento Europeo, con la presencia de eurodiputados de todos los grupos políticos y de militantes Cuarto Mundo irlandeses y belgas flamencos. Los invitados y participantes abordaron el tema: «Renta mínima: ¿una vida digna para todos?», con el objeto de iniciar una reflexión sobre la mejora de los sistemas de prestaciones sociales vigente en los países de la Unión Europea.
Iniciativas establecidas en Europa para asegurar unos ingresos mínimos
Fintan Farrell, director interino de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN) y director del proyecto para la Red Europea EMIN (Red Europea para la Renta Mínima), ha recordado que cada persona en edad laboral que no tenga acceso, en un momento dado, ni a un empleo ni a otras ayudas debe disponer de un ingreso mínimo, que no debe entenderse como un sistema de ingresos “para” los más pobres. También señaló la importancia de la condicionalidad (cartas de búsqueda de empleo) y las dificultades que impiden, a menudo, la obtención de rentas mínimas. Puso de relieve las grandes disparidades existentes entre los sistemas de garantía de ingresos mínimos entre los países de la UE y ha recordado que estos mecanismos existen en 26 países miembros (Italia y Grecia no cuentan con un sistema de ingresos mínimos). Fintan Farrell insta a desarrollar una metodología común con el fin de establecer presupuestos de referencia para una cesta de bienes y servicios necesarios que permitan una vida digna en cada país. Más allá incluso del importe, el informe EMIN de 2014 revela los obstáculos relacionados con el acceso a estos sistemas de ingresos mínimos. La falta de acceso a estos ingresos sigue constituyendo un auténtico problema en numerosos países.
«Las personas pobres no deben permanecer invisibles, deben ser protagonistas y actores en la lucha por sus derechos» recordó Carla Bellazzecca. La intervención de esta militante, miembro de ATD Cuarto Mundo Italia, ha dado una visión sobre las condiciones de vida en un país de la Unión Europea que no cuenta con un sistema de ingresos mínimos. Afirma que en Italia el Estado, aparte de facilitar viviendas sociales, no interviene sobre realidades graves vinculadas sobre todo con la discriminación social, la violencia, el analfabetismo, las drogas… Carla Bellazzecca puso en evidencia los costes relacionados con la pobreza para el Estado provocados por la marginalidad de una parte de la población: la economía sumergida, el aumento de enfermedades y el coste de la atención sanitaria para el Estado, la posibilidad de caer en la delincuencia… Así, pide que «la Unión Europea obligue a Italia y a Grecia, los dos países que todavía no han adoptado una ley para la creación de una renta mínima garantizada y que ¡adopte dicha ley de manera que garantice un mínimo de dignidad a los ciudadanos que viven en situación de pobreza!»
Entre las intervenciones del público, un grupo de militantes de ATD Cuarto Mundo Irlanda expresó las dificultades a las que se enfrentan las personas sin hogar, en particular en Dublín, para acceder a ingresos mínimos, a una vivienda y atención sanitaria, en un país donde existe una renta para la búsqueda de empleo y por invalidez pero no siempre accesibles.
¿Cuáles son las opciones posibles para el futuro?
Peter Verhaeghe, responsable de asuntos políticos y promoción de Caritas Europa aludió a la situación de España diciendo que incluso antes de la crisis de 2007, la tasa de pobreza aumentaba y cerca de la mitad de los empleos creados eran precarios. El Sr. Verhaeghe recordó que en España no existe ninguna renta familiar universal y que aún hay 700.000 hogares que viven sin ingresos. Caritas Europa recomienda establecer unas rentas mínimas adecuadas y un ajuste del salario mínimo que hagan posible una vida digna, así como la introducción de una garantía infantil.
Al igual que en otros países, en Francia también existe un debate sobre la creación de unos ingresos mínimos incondicionales, no sujetos a condiciones de recursos. La lógica de una renta básica tiene por objeto simplificar aún más el sistema de protección social eliminando las trampas de la pobreza y disminuyendo el efecto de estigmatización que, con frecuencia, acompaña el hecho de tener que solicitar la obtención de rentas mínimas. Marc de Basquiat, presidente de la Asociación para la Instauración de Ingresos de Subsistencia (AIRE) [por sus siglas en francés] presentó una serie de reflexiones filosóficas a favor de la creación de rentas mínimas incondicionales que simplifiquen el complejo sistema actual francés. Según sus cálculos, excluyendo las personas adultas que viven solas, quienes reciben ingresos de subsistencia además del subsidio del alquiler de la vivienda se encontrarían en una situación significativamente mejor.
Marc Beernaert, militante de ATD Cuarto Mundo Bélgica, compartió las reflexiones de la Universidad Popular de Flandes celebrada a finales de 2015 sobre la renta básica universal. Destacó numerosas cuestiones en torno al riesgo de pérdida de algunos subsidios, ente otros: las prestaciones familiares, el acceso a una vivienda social, las ayudas a la vivienda, las becas de estudios para hogares con rentas bajas, las ayudas en materia de transporte, pero también, más concretamente, el reembolso de los gastos sanitarios que tienen actualmente las personas sin hogar…También existe el temor a un posible aumento del precio de los alquileres como consecuencia de una renta universal, en un contexto de escasez de vivienda. Por otro lado, la Universidad Popular destacó algunos aspectos positivos de la renta universal: con una renta regular cada persona tendría la posibilidad de elegir (trabajar únicamente a tiempo parcial y/o atender a los niños y niñas, las personas mayores o enfermas de la familia). Además, también permitiría aumentar la ayuda mutua y gratuita entre los ciudadanos:
- «Es importante que aumentemos la ayuda mutua, de forma gratuita, sin pagar. Nos ayudamos cuando alguien cambia de vivienda para que no tenga que pagar a una empresa de mudanzas o el alquiler de un camión. Podemos ayudarnos en labores como planchar, trabajar en el jardín de un vecino o de un amigo, pues eso también ayuda a bajar el coste de vida.»
Radek Maly, jefe de la unidad de la Dirección de Asuntos Sociales de la DG Empleo de la Comisión Europea ha reiterado la prioridad que el Presidente Juncker otorga a las cuestiones sociales. Ha vuelto a poner en evidencia la importancia de una «triple A social» con las tendencias actuales de aumento de la pobreza, del desempleo, especialmente del desempleo de larga duración, así como los cambios económicos estructurales que provoca la expansión de la economía colaborativa, la disminución del número de contratos «clásicos» de trabajo, de trabajadores autónomos… Sin embargo, ha mencionado unas competencias de acción muy limitadas de la Comisión Europea en el ámbito de las rentas mínimas. De hecho, las instituciones europeas sólo pueden estimular la cooperación entre los Estados miembros, promover e intercambiar buenas prácticas. Radek Maly ha asegurado que la Comisión Europea sigue con atención la experimentación en curso sobre la introducción de una renta básica.
Durante el debate con el público, Idès Nicaise, profesor de la Universidad de Lovaina (KUL) aprovechó para recordar la importancia de invertir en las personas desempleadas de modo que les permita movilidad, formación e integración social. Sin olvidar la necesidad de actuar contra los índices excesivamente altos de falta de acceso a estos ingresos.
Los eurodiputados miembros del Intergrupo Parlamentario comunicaron su voluntad de seguir de cerca la cuestión de las rentas mínimas.