Repensar el trabajo con los más pobres
Mensaje de la delegación general del Movimiento internacional ATD Cuarto Mundo para el 17 de octubre de 2023, Día mundial para la erradicación de la extrema pobreza.
Humillación y violencia
En un país de África, un equipo de ATD Cuarto Mundo que conoce bien a personas que viven en situación de extrema pobreza nos comenta:
- “debido a la falta de empleos, hay personas obligadas a aceptar cualquier tipo de trabajo. Muchos tienen trabajos diarios, como la venta de productos en la calle. No hace mucho, el gobierno les ha perseguido de manera que se encuentran sin trabajo, sin posibilidad de devolver el préstamo que obtuvieron para poner en marcha su actividad, con dificultades para encontrar otro empleo, sin tener en cuenta la humillación y la violencia que sufren.«
A miles de kilómetros de allí, en un país de Europa, Agnès nos dice:
- “después de acabar los estudios en la escuela, hice unas prácticas […]. Inmediatamente después me encontré en el paro […]. Una vez, conseguí un empleo […]. Pero el jefe me trataba como una chiquilla estúpida. […] Si estás desempleada, no tienes dignidad, estás oprimida. Los gobiernos deberían darse cuenta por sí mismos de hasta qué punto es difícil vivir de la asistencia social, sobre todo con un hijo, que eso nos destruye literalmente. […] Tal vez alguno de ellos entienda eso allá arriba y pensará un poco en lo que necesita gente como yo”.
- Quién escuchará a Agnès?
Privados de un trabajo o expuestos a todos los riesgos de la economía informal (desprovistos de protección social y jurídica, a veces incluso de una existencia legal), ésa es la misma realidad que padecen las personas que la extrema pobreza oprime en cualquier parte del mundo: estas personas se dejan la piel haciendo frente a las dificultades.
La supervivencia es su forma de vida ordinaria.
El irreductible valor de la dignidad humana
Sin embargo, nosotros somos testigos de que las personas que luchan contra la exclusión no son “inútiles”: se levantan cada mañana para hacer un trabajo muchas veces invisible que contribuye a cuidar de su familia, de su entorno, de la sociedad y de la vida.
- Con sus acciones de resistencia y de ayuda mutua, las personas en situación de extrema pobreza son las primeras en esforzarse por reparar nuestro mundo e impedir que se destruya. Las personas que hacen frente a la injusticia, a la vergüenza del rechazo y del desprecio social saben algo que ninguna escuela sabría enseñar: el irreductible valor de la dignidad humana.
Estas personas nos incitan a mirar de frente a la realidad: los compromisos de los derechos fundamentales no se respetan.
¿Qué ha sido del espíritu de la declaración de Filadelfia (1944)?
Ese texto fundador de la Organización internacional del trabajo (OIT) dice que “el trabajo no es una mercancía” y que
“todos los seres humanos, sin distinción de raza, credo o sexo tienen derecho a perseguir su bienestar material y su desarrollo espiritual en condiciones de libertad y dignidad, de seguridad económica y en igualdad de oportunidades.”
Para construir el futuro que deseamos, creemos que hay que hacer del trabajo digno un derecho efectivo para todas aquellas personas que deseen trabajar. Un trabajo que ofrezca unos ingresos suficientes para vivir y unas condiciones de trabajo seguras tanto para las mujeres como para los hombres. Un trabajo que permita a todas y todos aportar su inteligencia y sus habilidades. Pero también una protección social que permita recuperarse de los golpes duros de la vida. Una protección social que permita cuidar los unos de los otros.
En este 17 de octubre, Día mundial para la erradicación de la extrema pobreza, descubramos el conocimiento que la experiencia da a las personas afectadas por el trabajo informal y la privación de empleo; reconozcámoslos como colaboradores de pleno derecho para replantearnos el trabajo (en el empleo o fuera del mismo); acojamos sus contribuciones a la sociedad y pensemos juntos en los derechos que beneficien a todas las personas.
Movilizándonos codo con codo, ¡vivamos la dignidad puesta en práctica!