Guillermo Díaz, retrato de un compromiso
Guillermo Díaz, voluntario permanente de ATD Cuarto Mundo en Guatemala, nos cuenta su acompañamiento al grupo de jóvenes de Nueva Suyapa en Honduras.
Hace un año que estoy en el equipo de Guatemala, aunque soy guatemalteco, mi compromiso como voluntario permanente me había tenido alejado de mi país. Viajar, conocer otros países y como es el ATD Cuarto Mundo a nivel internacional es formador en lo que ahora tengo que emprender. Allí donde he estado he descubierto como las familias que viven la extrema pobreza son las primeras en luchar contra ella y en poner en práctica una solidaridad que muchas veces no reconocemos.
Ahora descubro también mi país, me adapto a los cambios sociales y a los cambios que descubro en la acción de ATD Cuarto Mundo. Cuando dejé los barrios, empezábamos una acción de acompañamiento a la escuela: inscripción, diálogo con profesores y padres. Con una acción así aprendo que construimos todos los días pero que es necesario mucho tiempo para poder ver los cambios y a mi regreso veo lo que la constancia y el pensar el futuro junto a las familias muy pobres logra. Muchos de los niños que dejé son ahora jóvenes que continúan sus estudios, otros ya están graduados y ahora se comprometen para que los más pequeños lo consigan. No hay cambios milagro, de la noche a la mañana, hay una lucha diaria para poder salir de la miseria y solo se consigue si lo hacemos juntos. Una de mis responsabilidades es acompañar a los jóvenes de Nueva Suyapa, Honduras, en su compromiso con familias de la extrema pobreza en su barrio o en su ciudad. Vivir en un barrio como Nueva Suyapa muchas veces no es sencillo, hay mucha violencia debido a las maras, drogas, extorsiones…
El barrio ha evolucionado, muchas construcciones nuevas, pero también muchos cambios en las personas que viven en él, muchas familias cuando tienen los medios para irse se mudan, muchas veces los más pobres son los que se quedan por no tener los medios de irse o porque sus redes de solidaridad pertenecen a Nueva Suyapa. Los jóvenes que se comprometen tiene horarios para llegar a casa, antes de anochecer, la mayoría de entre ellos buscan en el día a día con que van a subsistir o como pagarse el pasaje para poder continuar con sus estudios o sus trabajos.
De la mano de estos jóvenes descubro la fuerza de su compromiso, porque a pesar de que su vida también es dura, creen que solo con los más pobres habrá un cambio en nuestra sociedad.
Realizan las bibliotecas de calle con regularidad y además en su tiempo libre intentan visitar a las familias, ¿cómo no fortalecerme en mi compromiso a partir de estos jóvenes?. Es de ellos de los que aprendo lo que es la fidelidad, la continuidad de una presencia, yo a ellos le transmito la filosofía de ATD Cuarto Mundo, intento contestar a preguntas como ¿por qué no somos como las demás asociaciones que dan cosas materiales, ropa, comida, dinero…?, intento explicar como una biblioteca de calle es una apertura a la cultura, al mundo y como para ello hay que prepararla, hay que dar lo mejor de sí mismo.
Debido a la distancia de los dos países no puedo acompañarlos en su día a día, por lo que cada una de mis visitas intento convertirlas en una formación, a veces me hago acompañar por jóvenes de Guatemala, los intercambios siempre son enriquecedores, descubrir otras realidades te hace ver el mundo de forma más amplia que tu barrio, tu ciudad…