Mensaje de primavera 2019 | Isabelle Pypaert Perrin
- «Porque ponemos nuestra esperanza en la fraternidad, el futuro de la humanidad está en nuestras manos» Padre Joseph Wresinski, 1980
Marimar trabaja como planchadora. Es un trabajo que no le da mucho dinero pero le sirve para mantener vivo el coraje y no bajar los brazos. Hace poco participó en un Reagrupamiento Internacional de miembros de ATD Cuarto Mundo en el que participaron mujeres y hombres de 23 países, comunicando en 12 idiomas diferentes. Allí la escuché hablar de su itinerario vital:
- «He heredado la pobreza. Puede que mis hijas también la hereden, espero que un poco menos, porque he aprendido a avanzar con los ojos bien abiertos, a estar atenta no solamente a mi propia vida, sino atenta al sufrimiento y a la alegría de los demás. El Movimiento ATD Cuarto Mundo ha hecho de mí una persona porque se ha unido a mí en mi propia lucha.
He asumido la responsabilidad de un grupo Tapori en mi barrio. Esto me permite ofrecer a las niñas y niños un espacio donde puedan crecer con valores que, con frecuencia, por las dificultades que encontramos en la vida no podemos transmitir».
Las palabras de Marimar resuenan también en las de Teresa, del Congo, también presente en este encuentro. Trabaja como porteadora de bultos. «Actualmente tengo 56 años y ya no puedo cargar más de 40 kilos a la espalda. Pero tengo que seguir siendo solidaria con quienes lo tienen más difícil que yo. En ocasiones mi vecina no tiene nada. ¿Qué puedo ofrecerle?, si ni tan siquiera tengo suficiente para mí. Nuestro movimiento tiene como objetivo levantar a la persona que viven en lo más profundo, entonces le digo: «Mujer, levántate, continúa, tienes fuerzas. Le propongo que lleve la mitad de mi carga. Compartimos la carga y el dinero. Ganaré menos, pero ella, al menos, ganará un poco. Si actuamos así, erradicaremos la extrema pobreza en el mundo. Las personas seguirán sin ser iguales, puede que algunas tengan 1000 dólares y otras 100, pero nadie vivirá en la extrema pobreza y todas vivirán con dignidad».
En este encuentro, Marimar y Teresa conocieron a Aliou, funcionario en un ayuntamiento de una gran ciudad. «A veces me piden ejecutar programas que exigen la expulsión de familias en situación muy grave de pobreza». A veces tengo que decir que no al alcalde, porque esto haría de nosotros personas que protegen al Estado pero no a las personas que viven en situación de extrema pobreza».
Para resistir a una dinámica mundial que elimina a mujeres, hombres y comunidades enteras Marimar, Teresa y Aliou, ponen a prueba constantemente su creatividad, ¡mucho más de lo que imaginamos! ¡Permitamos que su ejemplo nos inspire!
- Establecer encuentros e intercambiar experiencias permite ampliar nuestros horizontes y dejarnos cuestionar; significa construir un Movimiento en el que tengamos la oportunidad de rearmarnos de valor, reafirmar nuestras inteligencias, desarrollar redes para emprender acciones inéditas y proyectos que transformen vidas. Henri, de República Centroafricana, lo explica así: «El camino es largo. Unirnos es acortarlo».
Ustedes, con nosotros, creen en la necesidad, tanto en Francia como en todo el mundo de salir al encuentro de todas las personas como Marimar, Teresa, Aliou y Henri.
Esta fraternidad aún por construir también está en sus manos. Gracias por contribuir con sus donaciones a hacer posible esta fraternidad.
Isabelle Pypaert Perrin, delegada general