Maïmouna Kebe: construir la confianza
Maïmouna Kebe, voluntaria permanente de ATD Cuarto Mundo, falleció el 15 de enero de 2021, en Noisy-le-Grand, Francia, a la edad de 37 años. En esta Jornada Internacional de la Mujer, es una de las personas cuya trayectoria nos inspira.
«Ayudar al prójimo»
Estas palabras acunaron su infancia vivida en la periferia de Dakar, Senegal. Conoció el Movimiento Cuarto Mundo en Senegal en 2010. Dos años más tarde, comenzó su camino como voluntaria permanente, trabajando codo con codo con familias que viven en la pobreza, niños, con una preocupación especial por las niñas.
- “A menudo afrontamos situaciones muy difíciles, situaciones que yo descubro por primera vez, cosas que me digo que no puede ser que estén pasando en el país, que es imposible. A veces tengo ganas de gritar, porque no es justo. Pero incluso así no te escuchan. ¿Cómo cambiar las cosas? ¿Cómo mi presencia puede ayudar a estas familias, sin ponerlas incómodas, empujándolas a tomar caminos que quizás no querrían seguir?”
Empezó un taller de producción de jabón con un grupo de chicas jóvenes del barrio de Guinaw Rails. Siendo muy exigente con la calidad, primero buscó aprender, proyectando la visita a una fábrica, sin perder de vista, sin embargo, que “haciendo jabón también hablamos de cosas de la vida que nos hacen avanzar. En los jabones hemos escrito: «Nit nitay garabam1». También buscamos reunirnos en las casas de unas y otras para que la gente entienda que las personas más pobres tienen derecho a que otras vengan a sus casas. A veces se piensa que alguien que no tiene estudios no entiende nada. Sin embargo, yo aprendo de estas familias”.
En todos los equipos en los que ha estado, Maïmouna suscitó cambios en la acción:
“La acción sólo está verdaderamente viva si nace del conocimiento de la vida de las familias más pobres”.
Una constructora de confianza
Más tarde continúa su misión en Francia en Noisy-le-Grand siempre como voluntaria permanente de ATD Cuarto Mundo. Comparte con las familias la voluntad de que la vida cambie, cueste lo que cueste. Por ello sabe movilizar a niños y niñas, confrontarse con ellos, entablar diálogos con jóvenes e incluso a veces plantarles cara. Durante los periodos de confinamiento, sigue con su equipo organizando con mucha creatividad la hora del cuento y los refuerzos escolares de balcón a ventana, de escalera a rellano, generando lazos con profesores de las escuelas.
Había entendido que el aislamiento conduce a la miseria, por ello supo crear lazos entre madres de familia de comunidades diferentes que, aunque vivían la misma discriminación, no conseguían encontrarse y, al no conocerse, no podían respetarse. Maïmouna supo generar confianza con todas ellas, y de unas con otras.
La confianza que inspiraba Maïmouna, gracias a la determinación de su arraigo al lado de las personas más pobres, hizo que de manera natural le fueran confiadas diferentes responsabilidades. No sacaba de ello ningún mérito. Su fuerza no radicaba en la afirmación de certezas, sino en su capacidad de hacer existir a los demás, de hablar de las familias que constituyen el corazón del Movimiento ATD Cuarto Mundo, y compartir las cuestiones difíciles que este compromiso le planteaba constantemente. Le afectaba particularmente la realidad de la retirada de niños y niñas que descubrió al llegar a Francia, una situación completamente inconcebible para ella.
Extracto de una carta de la delegación general dirigida a los miembros de ATD Cuarto Mundo justo después de su muerte.