Luchar por obtener sus derechos
Durante la Campaña Pobreza Nunca Más – Actuar Todos por la Dignidad, ATD Cuarto Mundo impulsó la escritura de historias de resistencia y cambio, de luchas colectivas que muestran que si las personas se unen pueden lograr que la miseria retroceda.
Historias de resistencia que ponen en evidencia que la miseria se puede evitar.
La siguiente historia está escrita por Ramón, Javi y Sophie (España)
Ramón y Agustín son hermanos. Viven desde muchos años en un barrio que ha sido de chabolas y fue desmantelado por el ayuntamiento en 2012 debido al proyecto que tenía el ayuntamiento de Madrid para esa zona: construir el llamado barrio de Valdecarros, donde iban a vivir unas 150 000 personas. Pero nunca se llegó a realizar como ocurre con otras muchas actuaciones urbanísticas del sureste de Madrid, debido a la crisis y a la explosión de la burbuja inmobiliaria. La mayoría de las familias se fueron, la casa donde vivían fue derribada, pero Ramón, Agustín y sus hermanos se quedaron allí por no tener un lugar propio donde poder ir a vivir.
Condenados a vivir en una pequeña chabola, no sabían que tenían derecho de «empadronarse».
«Nosotros estamos luchando por hacer los papeles, explica Ramón. Siempre nos hemos estado buscando la vida, buscando chatarra, trabajando en lo que se podía… Yo reciclo chatarra, la pongo toda en la bici y la llevo a la chatarrería. Empadronarse en una chabola es difícil, llevamos viviendo aquí muchos años, más de 40 años…».
Ramón llevaba varios años sin construir una chabola porque estaba desanimado.
- «Siempre nos han tirado las casas que hemos levantado aquí… Es intolerable dejar a la gente en la calle, pero eso es lo que nos ha pasado siempre. Hemos construido estas chabolas porque no tenemos ningún ingreso y las necesitamos. Me han destrozado muchas casas, llevo 6 casas levantadas en las Barranquillas. La policía viene con excavadoras a tirar las casas cada cierto tiempo».
Sin embargo, hace pocos meses, su hermano Agustín tuvo un accidente y estuvo varios días en el hospital. Ramón volvió a construir una chabola para que su hermano tuviera el reposo necesario para recuperarse del accidente. Ahora nos muestra con orgullo la chabola que ha construido, con sus dos habitaciones y su chimenea para no pasar frío en invierno. Ramón fue peón de obra muchos años.
Al mismo tiempo, marcó la vivienda con el numéro 6, para poder dar una dirección visible a la policía y poder empadronarse.
En España, el «empadronamiento» es la llave para poder tener acceso a los derechos básicos: atención médica, vivienda pública, renta mínima… pero cuando las personas viven en gran precariedad y con mínimas seguridades, obtener este derecho que abre todos los demás derechos se vuelve un camino lleno de obstáculos.
«Para empadronarse hay que pedir a la policía que venga a comprobar que vives donde dices que vives pero es un proceso lento y tedioso y pasan meses hasta que te empadronan. Fuimos a la junta municipal y ahí pedimos a la policía que vinieron a comprobar que vivimos en la chabola. Tardaron un mes en venir a comprobarlo y si no te encuentran, tienes que volver a pedir que vengan. Nosotros tuvimos que ir 3 veces a la junta municipal para que vinieran a empadronarnos. Se logró el 16 de noviembre de 2016».
En este largo proceso, Javi, voluntario permanente de ATD Cuarto Mundo, acompañó a los hermanos.
«Todo este terreno es del ayuntamiento, por eso no construimos casas mejores. Ahora estamos empadronados en la chabola y eso nos da cierta seguridad. Pero estamos ilegalmente aquí».
El empadronamiento despertó en los hermanos expectativas para tener una vida mejor. «Creo que con el empadronamiento voy a tener más derechos, voy a poder tener una tarjeta sanitaria, un tarjeta para los transportes, también se puede acceder a la Renta mínima. El próximo paso es conseguir la renta, conseguirla para tener alimento y tener la posibilidad comprar las medicinas». Ramón sabe que el camino que queda es largo: hay que conseguir muchos papeles, el DNI, la vida laboral, sellar el paro, la declaración negativa de hacienda…
Sin embargo, la Renta Mínima no es suficiente para acceder a una vivienda, por el elevado precio y la escasez de los alquileres públicos. «El Estado dice que la vivienda es un derecho, ¡pues que hagan vivienda para todos !», dice José, un sobrino de Ramón.
«Nosotros estamos en una lucha diaria», dice con amargura Domingo, el cuñado de Ramón. «Se quiere erradicar el chabolismo para que la gente tenga su vivienda y de esta manera que la gente pague luz, agua y impuestos. Pero claro, a la gente no le llega para vivir legalmente. Vivir ilegal es más barato».
- La ilegalidad no es una elección, es consecuencia de la falta de acceso a los derechos humanos. Es la miseria la que debería ser declarada como ilegal.
Delante de su chabola levantada en medio de tantas inseguridades, piedra angular para el acceso a los otros derechos, la sonrisa de Ramón desafía a la miseria y deja ver la esperanza de un futuro mejor.
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