Las Naciones Unidas, dialogo con trabajadores informales
En las Naciones Unidas, ATD Cuarto Mundo, en colaboración con otras ONG organiza reuniones informales sobre temas relacionados con la pobreza, el desarrollo sostenible y la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. La serie de diálogos que lleva por título “No dejar a nadie atrás” siempre cuenta con oradores que tienen una experiencia de vida sobre el tema que se aborda. En marzo 2017, el tema del debate se centró en el trabajo informal.
Como es frecuente en muchas reuniones organizadas por ATD Cuarto Mundo, dos personas de muy diferente horizonte social compartían la misma mesa como oradores. En los diálogos de marzo de 2017 participaron Eugene Gadsden y Vinicius Pinheiro, director de la oficina de la OIT en Nueva York. El Sr. Gadsden, trabajador informal, activista medioambiental de Brooklyn, Nueva York, y fundador del proyecto Sure We Can. El diálogo abordó los retos que afrontan las y los trabajadores informales cuando intentan ganarse la vida.
El Sr. Pinheiro destacó la importancia de la economía informal en algunos países. «La economía informal abarca entre la mitad y las tres cuartas partes de todos los empleos no agrícolas en países en vías de desarrollo», afirmó. Sin embargo, los empleos informales forman parte de la economía de todos los países. «Aunque es difícil generalizar sobre la calidad del empleo informal», continuó, «en la mayoría de los casos implica malas condiciones de trabajo y está asociado con el aumento de la pobreza».
El Sr. Gadsden integró la economía informal cuando se quedó sin empleo y no era capaz de encontrar otro trabajo. Habló sobre el «canning» (la recuperación de latas y botellas por cinco céntimos de dolar) como un trabajo honesto y justo. «Puedo trabajar por mi cuenta, sin jefes. En un día puedo parar a descansar cincuenta veces o ninguna», dijo.
Después de años de trabajo en la recuperación de latas y botellas, el Sr. Gadsden creó un Centro de Reciclaje en Brooklyn. Sure We Can es «un centro de reciclaje sin ánimo de lucro, un espacio comunitario y un centro sostenible» donde las y los recicladores venden botellas y latas que recuperan para ganarse la vida. La organización participa en el vecindario dando apoyo en labores de jardinería y a artistas locales. También lleva a cabo programas educativos sobre sostenibilidad e inclusión social.
El Sr. Gadsden destacó algunas de las dificultades que cada día tanto él como sus compañeras y compañeros encuentran en el «sector informal». A menudo trabaja más de 16 horas al día. Incluso cuando están enfermos, se ven en la necesidad de trabajar y desplazarse de un sitio a otro. Al dialogar sobre las diferentes formas para mejorar las condiciones de las y los trabajadores, todos los participantes mostraron su acuerdo sobre la gran importancia que tienen los programas de protección social, entre otros: acceso a la atención sanitaria y seguros de invalidez, prestaciones mínimas y prestaciones por desempleo.
El diálogo también estudia el modo en que las políticas y las acciones de fortalecimiento de la economía formal pueden contribuir al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Se presentaron estudios de caso de Argentina, Brasil, Indonesia, Liberia y Turquía.
ATD Cuarto Mundo trabaja también con familias y comunidades en Madagascar, Guatemala y otros países que no cuentan para sobrevivir con más recurso que la recuperación de residuos en vertederos. Aunque este tipo de trabajo puede proporcionar un pequeño ingreso y contribuye al esfuerzo de reciclaje, es peligroso y no permite vivir en condiciones decentes. Programas de protección social, como el programa de ingreso mínimo garantizado que con carácter experimental llevaron a cabo ATD Madagascar y Unicef, son fundamentales para garantizar que las personas superan el nivel de supervivencia diaria.
Los proyectos de ATD «Trabajar y Aprender Juntos», como los que se realizan en Guatemala y Madagascar brindan la oportunidad de llevar una vida más digna. Mas importante aún, se centran en lograr la participación de las familias en condiciones más graves de exclusión, de modo que pasen a integrar una comunidad solidaria. Para estas personas a quienes se ha tratado como a desperdicios, el hecho de que se les proporcione respeto y dignidad, así como una proyección activa, son elementos clave para la participación y para el éxito.