La persona extranjera pasa a ser vecina: construir la paz en tiempos inciertos
Escrito en colaboración con personas que viven en situación de pobreza en diferentes partes del mundo, el volumen III, Entender la violencia de la miseria de la serie Artesanos de paz para la erradicación de la extrema pobreza, trata de las numerosas formas de violencia que afectan a las personas que viven las más graves situaciones de pobreza.
El texto que presentamos a continuación es un extracto del capítulo 3 que describe la Universidad Popular Cuarto Mundo, una acción que ATD Cuarto Mundo lleva a cabo en muchos países. Se trata de una serie de reuniones y encuentros que permiten a personas de diferente procedencia social y cultural pensar conjuntamente sobre diversos temas. Además, abren la vía a nuevos enfoques, pues si nos entendemos mutuamente podremos superar la violencia.
Entender la violencia de la miseria está disponible como libro de bolsillo en Amazon y también se puede descargar de forma gratuita como pdf (en inglés los dos).
«Diversidad y exclusión en Francia y Bélgica: Construir un sentimiento de pertenencia»
Con frecuencia a las personas que viven en situación de pobreza se les trata de forma inhumana. A pesar de ello, a menudo muestran su solidaridad con otras personas que atraviesan dificultades, con independencia de su origen cultural. ATD Cuarto Mundo reconoce y refuerza esta solidaridad a través de las Universidades Populares.
En un contexto en el que aumentan las tensiones y las incomprensiones sobre nuestras diferencias, es cada vez más difícil construir cada día el cemento de nuestra sociedad, la fraternidad. Sin embargo, algunas personas que viven en situación de pobreza se apoyan en sus experiencias de gran dificultad para comprender mejor a quienes provienen de otras culturas. Por ejemplo, tanto en Francia como en Bélgica, en las Universidades Populares Cuarto Mundo encontramos tanto personas originarias del país que la organiza, como personas migrantes procedentes de Haití, Serbia, Viet Nam o miebros de la comunidad romaní.
Este es un testimonio de un desempleado belga. Este hombre prefiere caminar que afrontar las burlas de los conductores de autobús sobre su vestimenta y cada día pasa frente a un barrendero del Norte de África.
- «Un día, me decido a saludarle pero no me responde. Habría podido tomarla con él como hacen otras personas que la emprenden contra los extranjeros porque acaparan sus empleos. De repente pensé que yo mismo, en ocasiones, olvido incluso saludar a mis propias hijas e hijos. Puede ser que el hombre haya tenido un mal día, o puede que esa mañana se haya enterado que en breve ya no habrá más trabajo, o que su jefe le haya insultado. O puede que otra persona haya sido grosera con él. Seguramente sea eso, a mí también me pasa que cuando la gente tiene un mal comportamiento conmigo, también me comporto igual con mis hijas e hijos al volver a casa. Me piden que les preste atención y no lo hago, entonces, no voy a juzgarle por eso».
Este hombre intentó establecer una relación con un vecino y después intentó entender por qué obtenía respuesta a sus saludos. Ha tomado conciencia que en ocasiones las dificultades de su propia vida tenían como resultado que se encerrara en sí mismo. Su propia situación le ha llevado a entender que otras personas viven situaciones parecidas. Cuando se niega a juzgar a su vecino, opta por permanecer abierto frente a la posibilidad de establecer en el futuro contacto con él.
Por otra parte, a pesar de esta solidaridad, cuando la vida es demasiado difícil y falta de todo, puede ser especialmente difícil invocar el sentido de fraternidad. En tales situaciones de pobreza, las personas pueden tener prejuicios racistas que se sustentan en el miedo, el dolor y la inseguridad. En este contexto, la Universidad Popular Cuarto Mundo ofrece un marco en el que es posible empezar a superar tanto el racismo como la pobreza. En la Universidad Popular Cuarto Mundo conocemos a las personas de nuestro vecindario y, al mismo tiempo, descubrimos una causa común.
La Sra. Imane El Mokhtari, que participa en la organización de la Universidad Popular de Bélgica, explica en qué modo el diálogo puede servir para tratar las eventuales incomprensiones y tensiones culturales:
- «Al tomar la palabra en público, las personas adquieren confianza en sí mismas, haciendo así posible el diálogo con las demás. Esta otra persona pasa a ser más bien una figura familiar y no la persona extranjera sobre la que proyectar sus miedos. Algunas personas tienen prejuicios alimentados por el racismo de la sociedad, pero cuando se presenta una oportunidad para establecer un diálogo, inician una reflexión sobre sus propios prejuicios. Indirectamente, este trabajo de reflexión forma parte de un proceso que permite superar el racismo entre personas de diferentes medios».
Como respuesta a los ataques terroristas el mundo no cesa de construir barreras. A las personas sospechosas de constituir un peligro para la población se les cachea, se les acosa, se les trata sin respeto ni dignidad e incluso cosas peores y, sin embargo, construir alambradas de púas y muros entre las comunidades no hace que el mundo sea un lugar más seguro. Estos procedimientos que se establecen para garantizar la seguridad de algunas personas en detrimento de otras no hace sino socavar las relaciones humanas que son nuestro mayor tesoro.
Fotos © ATDCuartoMundo Parlamento Europeo, 2014, la delegación de Bélgica en la Universidad Popular Cuarto Mundo que se expresan públicamente en el capítulo 3 titulado Entender la violencia de la miseria, del tomo III de la serie Artisanos de paz para la erradicación de la extrema pobreza.