Joseph Wresinski: poner a los más pobres en el centro
El mes de febrero está marcado por un doble aniversario para el Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo: el nacimiento (1917) y deceso (1988) de su fundador. Es una oportunidad para compartir y difundir aún más el pensamiento de Joseph Wresinski, sus raíces y las consecuentes innovaciones a las que ha dado lugar. Su familia, como muchas familias hoy en día en todo el mundo, vivió la miseria y el exilio. El Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo proviene de ese legado.
- «La diferencia entre pobreza y miseria es esta : el hombre miserable se halla en una situación insoportable, es considerado como un don nadie o algo peor, como un ser nefasto que no debería haber nacido jamás, siendo que, en su interior, en lo más profundo de sí mismo, sabe, sin embargo, que es un hombre. Reclamar la dignidad, soñar con ser alguien y verse en cambio rechazado incluso por quienes no son mucho más ricos, como el vecino, el tendero, el cartero… eso es la miseria. Y esto es lo que marca la frontera entre pobreza y exclusión»1.
«En primer lugar es necesario que tengamos la convicción de que la miseria no es inevitable. Esta es una condición sine qua non, y es necesario que el poder público, las Iglesias y todo aquel que tiene poder en este país la compartan. También es necesario que cada ciudadana o ciudadano se diga: «Si hay miseria a la puerta de mi casa, tal vez yo no sea responsable, pero puedo serlo si no hago nada». El Movimiento [Internacional ATD Cuarto Mundo] ha querido unir a la población subproletaria para que el Cuarto Mundo se transforme en defensor de los Derechos Humanos, y esta unión se realiza con la sociedad en su conjunto. El Movimiento [Internacional ATD Cuarto Mundo] es un movimiento de paz y un movimiento de defensa de los derechos humanos . Consecuentemente, es un movimiento de unidad y de encuentro»2.
«En el movimiento nos ponemos directamente en contacto con el hombre, sin el intermediario de un servicio, de una oficina. Cuando no se está limitado o encerrado en un organismo, se puede vivir un proyecto de sociedad que demande del otro, de aquel con el cual se quiere compartir. Entonces podéis poner a la familia más pobre en el centro del mundo. Hacer del hombre más desvalido el centro, es abrazar a toda la humanidad en un solo hombre, es no retener la mirada ni reducir su visión, es lanzarla hacia las fronteras del amor; y el amor no tiene fronteras, no se encierra, no se domina, es siempre locura»3.
«Tenemos que seguir estando cerca, muy cerca de las familias más desfavorecidas. Siempre tendremos la tentación de apoyarnos en los elementos más dinámicos, más valientes, más inteligentes. Por supuesto tenemos que apoyarnos en ellos, pero no podemos dejarnos absorber, ni atrapar por su dinamismo. No pueden hacer de pantalla entre los más pobres y nosotros. Debemos siempre vigilar que sean ellos los agentes de derecho, en medio de sus hermanos y hermanas en su propio medio social, pero tampoco debemos permitir que nos dispersen las acciones de todo tipo. Siempre debemos hacernos la pregunta: ¿la acción que emprendemos permite a los más desfavorecidos salir de su situación y convertirse en agentes de los derechos humanos?»4.
«El cambio exigido consiste en asumir plenamente la dignidad de los pobres, tomar su pensamiento como punto de referencia para todas nuestras políticas, su esperanza como punto de referencia a toda acción»5.
«La miseria se representa como el anverso de la gracia. Para los que no conocen al hombre que la vive, este aparece no como un varón de dolores, sino como un individuo despreciable, hombre peligroso, ignorante y desesperado, viviendo en una familia abrumada, se ha convertido súbitamente en algo molesto para nuestras conciencias bien lavadas pero reblandecidas y a veces cobardes.
¿Cómo es posible verle, así de golpe, como a un igual? Equivaldría a permitirle haceros tantas preguntas sobre nosotros mismos, sobre la sociedad donde vivimos y creemos»6.
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- Joseph Wresinski, Bienaventurados los pobres, Buena Prensa, Mexico, 2009, págs.25-26
- ¿Todos podemos hacer algo? Programa de TV5 del 24/05/1982
- Joseph Wresinski, Los pobres son la Iglesia, Ediciones Cuarto Mundo, 1999, pág.21
- Carta-grabada a los miembros del Voluntariado Permanente, 1988
- Joseph Wresinski, Los pobres son la Iglesia, Ediciones Cuarto Mundo,1999, pág. 210
- Joseph Wresinski, Los pobres son la Iglesia, Ediciones Cuarto Mundo, 1999, pág. 31