Todo ser humano tiene derecho a la plena participación | Isabelle Pypaert Perrin
Intervención de Isabelle Pyapaert Perrin en el evento paralelo celebrado el 12 de julio de 2017 en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York (EE.UU) titulado «Participación: lo que se puede lograr a partir de un Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza». En un evento paralelo al Foro Político de Alto Nivel sobre el Desarrollo Sostenible 2017 organizado por ATD Cuarto Mundo en colaboración con la Misión Permanente de Francia ante las Naciones Unidas, el PNUD y la División de Política y Desarrollo de las Naciones Unidas, el Comité Internacional 17 de Octubre y otros socios de la sociedad civil.
La participación puede ser un instrumento de transformación para las Naciones Unidas. En un primer momento hablaré de la participación en general y posteriormente, únicamente del marco excepcional del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, donde la participación puede abrir la puerta a un cambio de actitudes y a un cuestionamiento de la discriminación.
Todo ser humano tiene derecho a gozar de una plena participación.
La plena participación de las personas en situación más grave de exclusión debería constituir una prioridad absoluta, no solo porque poner fin a la pobreza es un deber moral, sino también porque la Asamblea General de las Naciones Unidas así lo ha recordado en los Principios Rectores sobre la extrema pobreza y los derechos humanos.
Estos principios, aprobados por las Naciones Unidas en 2012, junto con el manual para su aplicación, enuncian las condiciones que permitirían a las personas en situación de extrema pobreza contribuir en todos los ámbitos de nuestra sociedad.
Pero la mayoría de las veces, las personas que viven en situación de pobreza no están presentes para contribuir a las decisiones que afectan a sus vidas y a la de sus comunidades. Sus voces están ausentes; no se reconoce ni se espera el aporte de su conocimiento.
Uno de los miembros de ATD Cuarto Mundo en Burkina Faso lo expresa diciendo: «Incluso en situación de extrema pobreza, una persona tiene ideas. Cuando no se reconocen estas ideas, entonces, se agrava aún más su pobreza».
En el Reino Unido, Moraene Roberts pregunta:
- «¿Qué es lo que nos convierte en seres humanos? Tenemos inteligencia y pensamos; tenemos voz y podemos comunicar mediante el lenguaje. Tenemos emociones y podemos mostrarlas. Tenemos dignidad y posibilidad de elección. A los pobres se les niega estas características intrínsecamente humanas; no se nos reconoce ni se nos trata como a seres humanos».
Joseph Wresinski, fundador de ATD Cuarto Mundo, que creció en situación de pobreza. Por su propia experiencia de vida, sabía que el despilfarro del potencial humano es algo inaceptable. Decía que las personas más pobres son los socios ausentes de las instituciones internacionales. Hacer que estos socios puedan sumarse a esta mesa de decisiones constituyó la principal lucha en su vida.
Cada vez más, en las Naciones Unidas, se invita a personas que viven en situación de pobreza a venir a hablar a título personal. Puede que sea un hecho positivo. Sin embargo, con mucha frecuencia, se espera que estos ponentes, en primer lugar, desvelen sus experiencias más íntimas de sufrimiento, y, después de eso, se deja a los responsables políticos que piensen, sin ellos, los cambios que es necesario aplicar y el modo de realizarlo.
Si un ponente tiene una experiencia personal de pobreza, el público, con mucha frecuencia, espera únicamente escuchar esta experiencia individual. Pero cuando los dirigentes sindicales hablan, o las activistas en favor de los derechos de las mujeres, entendemos que hablan en nombre de miles de personas y también que su objetivo no es hablarnos únicamente de problemas sino de propuestas de soluciones.
Las personas que viven en situación de pobreza hacen mucho más que compartir sus historia personal sobre situaciones inhumanas. El hecho de crecer en situación de extrema pobreza proporciona a quienes lo viven una perspectiva única sobre el modo de abordar estas cuestiones. Cuando usted observa cómo los programas de desarrollo van y vienen en su propio barrio, ustedes conocen las razones por las que demasiadas veces fracasan y por qué dejan siempre a algunas personas al margen. Cuando las personas que viven en situación de pobreza tienen la oportunidad de pertenecer a un grupo o a un colectivo donde se sienten libres para hablar, o donde tienen la oportunidad de analizar sus propias vidas y preparar sus intervenciones junto con otras personas, se muestran dispuestas a asumir el papel de portavoz de quienes depositan en ellos su confianza. Se informan a partir de sus experiencias y también a partir de los análisis y la visión de muchas otras personas. Este es el tipo de participación que puede contribuir a unirnos y cambiar el futuro.
Intervención en vídeo en inglés:
El 17 de octubre, Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, ya sea en la sede de las Naciones Unidas o en otras conmemoraciones en el mundo, las personas que viven en situación de extrema pobreza hablan desde el mismo estrado que los responsables políticos y desempeñan un papel de igual importancia. Son esos socios cuya contribución ha estado ausente, y solamente con ellos, ocupando el centro de este día internacional, es posible entender los obstáculos que deben afrontar las personas en situación de extrema pobreza, sus esperanzas de cara al futuro y la inteligencia que pueden ofrecer al resto de la sociedad.
Durante este Día Internacional, por una vez, las personas que viven en situación de pobreza pueden estar seguras de que no estarán solas. El resto de los días, su constante resistencia frente a la injusticia, sigue siendo ignorada. Durante este Día Internacional, cuando son el foco de atención, pueden recibir el aliento al ver que sus conciudadanos deciden movilizarse y asociarse a ellas.
Este Día Internacional es igualmente importante para los responsables políticos, que tienen pocas oportunidades de encontrar a personas en situación de pobreza y la suerte de escuchar lo que, en calidad de socios, tienen que decir. El pasado 17 de octubre, Jan Eliasson, entonces Secretario General Adjunto de las Naciones Unidas, definió esta oportunidad de «inspiradora». Dirigiéndose a las personas en situación de pobreza dijo: «¡Ustedes traen la vida a esta sala!. […] es tan importante que ayudemos a establecer una relación entre quienes se dedican a la política [y] la vida de las personas».
Para que este día pueda servir de empuje e inspiración para quienes luchan a diario por superar la pobreza, ya sea ayudando a las demás personas en sus barrios o en la elaboración de políticas, es necesario que se respeten las condiciones de participación. No es un día para que los responsables políticos hagan un llamamiento a aumentar la financiación o para que las ONG se publiciten. Esta jornada tiene como objetivo la promoción del diálogo y de la comprensión entre personas que viven en situación de pobreza y el resto de la sociedad. «Constituye una oportunidad para reconocer los esfuerzos y la lucha de las personas que viven en la pobreza y para que estas hagan oír sus preocupaciones, así como para reconocer que las personas pobres se encuentran en la vanguardia de la lucha contra la pobreza», declaró en su Informe de 2006 el Secretario General de las Naciones Unidas.
- En la actualidad, «no dejar a nadie atrás» es un imperativo ético dirigido a cada uno de nosotros con independencia de la responsabilidad que ocupemos.
Año tras año, las celebraciones del 17 de octubre permiten a un número cada vez mayor de personas y de organizaciones desarrollar y explorar lo que significa de manera precisa «no dejar a nadie atrás» y han mostrado que es posible.
Hace treinta años, el 17 de octubre de 1987, Joseph Wresinski fundaba el Día Mundial para la Erradicación de la Extrema pobreza, que condujo a su reconocimiento en 1992 por parte de las Naciones Unidas como el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. Hizo un llamamiento a todas las personas a unirse y honrar la dignidad humana de las personas que viven en situación de pobreza y luchar para poner fin a la discriminación, a la humillación y a la exclusión social de las que son objeto.
Cada año, cuando celebramos esta jornada, proclamamos que ya no debería haber más personas condenadas a vivir y morir bajo el signo de la vergüenza y de la humillación. Es una muestra de nuestra solidaridad y significa que todos queremos lo mismo, queremos que nuestra sociedad se enriquezca con la inteligencia y el conocimiento de las personas más vulnerables. Cuando se invita a las personas que viven en situación de pobreza extrema, no solamente a participar sino a desempeñar un papel protagonista y a tomar la palabra en nombre de los demás, entonces, contribuimos al avance de la humanidad.
Intervención traducida del inglés.
Fotografías: © ATD Cuarto Mundo – Miembros de ATD Cuarto Mundo cerca de la réplica de la Placa Conmemorativa en memoria de las víctimas de la miseria en Nueva York, EE.UU.