Exclusión digital: Tragarse el orgullo y sentirse excluido
Foto: © Dan Healey.
En el Reino Unido, ATD Cuarto Mundo, en colaboración con el colectivo APLE1, quiso recopilar información sobre la “exclusión digital”. Siempre ha sido difícil para las familias en situación de pobreza acceder a internet. Hoy, con la pandemia del Covid-19, las cosas han empeorado. El siguiente artículo forma parte de una publicación más extensa (en inglés).
La desconexión
El acceso a internet ha sido siempre difícil para las personas en situación de pobreza. En el momento en que por las medidas de distanciamiento social se cerraron las puertas de los lugares públicos que ofrecían acceso gratuito a internet, se ha vuelto aún más difícil.
- “Antes del confinamiento”, explica Gloria en Escocia, “mi hija se quedaba en el colegio todos los días para hacer sus tareas utilizando internet. Ahora, sin wifi en nuestra casa, he tenido que tragarme el orgullo y pedir a mi vecino que nos permitiera conectarnos a su red de internet.”
Aunque algunos colegios proporcionaron tablets a los estudiantes que lo necesitaban, la hija de Gloria de 15 años, no ha recibido nada. Antes de organizarse con su vecino, Gloria decía: “tuve que comprar un paquete prepago para mi teléfono, sino no podía hacer sus tareas”
Gloria también está estudiando para conseguir un diploma en el área de Salud. Antes de la pandemia, ella usaba la biblioteca para estudiar.
- “Ya era difícil entonces”, dice ella, “para los exámenes, teníamos que imprimir los documentos, y tenía que pagar 10p por página (aproximadamente 11 céntimos de euro). Desde que utilizo el Wifi de mi vecino, he hecho dos exámenes en línea desde mi casa. Tuve realmente miedo de que se cortara en pleno examen. Tuve que pedir a los demás que no usaran el wifi para cosas que pudieran interrumpir la conexión a la red durante mis exámenes”
Exclusión económica y digital van de la mano
Las personas más vulnerables que no tienen acceso a servicios telefónicos están obligadas a utilizar los puntos de venta y los servicios más caros y menos fiables. Antes del confinamiento, una mujer en el sur de Londres intentó comprar un teléfono de segunda mano. Como no tiene una residencia fija, tampoco puede tener ni cuenta ni tarjeta bancaria. Llegó a una pequeña tienda que acepta los pagos en efectivo. Pero allí le vendieron un teléfono estropeado sin garantía. Esta mujer pudo haber comprado un teléfono menos caro en un tienda de la calle principal. Pero esa tienda le rechazaba el pago en efectivo. Sin un teléfono smartphone durante el período de confinamiento, no puedes tener acceso a tu red.
“Es como estar desconectada del mundo”
El sistema de prestaciones evoluciona constantemente y las personas que tienen dificultades para acceder a internet y a las tecnologías pueden ser sancionadas por faltar a sus obligaciones. En Feltham, una mujer describe los problemas para demostrar que sigue teniendo derecho al subsidio de desempleo incluso en medio del encierro:
- “Para no ser penalizada y continuar recibiendo mi subsidio de desempleo, debo mantener contacto con mi agencia de empleo. Me pidieron descargar una aplicación para realizar una entrevista de empleo por video para hacer algún tipo de formación la semana siguiente. Entonces tuve que asegurarme que mi internet estuviera disponible”
El Wifi y los smartphones son esenciales para la continuidad de la formación, el trabajo y los trámites administrativos. Como Gloria lo explica:
- “Es realmente importante tener acceso a internet porque en estos días todo se hace vía electrónica. No tener wifi es estar desconectado del mundo. Usualmente yo utilizo el wifi del bus para leer las noticias. Al principio del confinamiento, me sentía excluida porque no sabía qué pasaba”
Si tan sólo el wifi fuese gratuito…
Vitalis Mbah es refugiado de Camerún en Mánchester y está comprometido en la lucha contra la indigencia con RAPAR (Refugee and Asylum Participatory Action Research – Investigación de Acción Participativa para Refugiados y Solicitantes de Asilo ). “Como yo no tengo wifi en mi casa, no podía descargar los documentos importantes si hacía la búsqueda desde mi teléfono, eso era incluso antes del confinamiento”, explica Vitalis. A veces, tenía que esperar a tener acceso a internet en la oficina de la RAPAR para terminar su trabajo.
- “El confinamiento empeoró la situación”, prosigue Vitalis, “porque ya no puedo desplazarme a un lugar con conexión de internet. Solamente puedo enviar correos electrónicos si pido a alguien que me deje acceder a su wifi”
Vitalis imagina miles de formas en las que tener wifi cambiaría su vida: “tener contacto con mi abogado; ya sea por correo electrónico o por whatsapp, sería una ventaja, porque actualmente no puedo tener contacto con ella; (tener wifi) me permitiría hacer búsquedas en línea, sobre todo lo que me gusta es aprender nuevas palabras y su significado en inglés, o aprender a crear logos y gráficos. Internet te permite estudiar y hacer búsquedas por ti mismo y yo realmente lo necesito”
¿Qué hacer para reducir la exclusión digital?
Pedimos al Gobierno soluciones concretas para reducir la exclusión al acceso a la información y la instalación de wifi gratuito para los grupos vulnerables con pocos recursos. Pedimos que todo ello se haga teniendo en cuenta el conocimiento y la experiencia de las personas en situación de pobreza, a fin que las respuestas sean pertinentes y eficaces a la vez.
Para saber más, consulta el sitio de ATD Cuarto Mundo en el Reino Unido (en inglés).