“El voluntariado es aceptar dejarse sacudir por los más pobres”

Foto: (de izquierda a derecha) Honorine Kouamé, Nathalie Bénézet y Sophie Razanakoto, directoras del Centro Joseph Wresinski, durante la ceremonia para la inscripción de los archivos de ATD Cuarto Mundo en el registro Memorias del mundo, de la Unesco, en septiembre 2023 © Gérard Planchenaule, ATD Cuarto Mundo.

ATD es un Movimiento internacional basado en el compromiso de voluntarios(as) permanentes, activistas Cuarto Mundo y aliados(as). Por lo tanto, el voluntariado desempeña un papel esencial: estas personas amantes de la justicia deciden cambiar de vida para estar al lado de quienes son oprimidos por la miseria, con el fin de luchar juntos contra toda forma de injusticia, exclusión y violación de los derechos humanos.


Artículo escrito por Julie Clair-Robelet, redactora y directora del periódico de ATD Cuarto Mundo.

Aventurera, autora, voluntaria permanente, asistenta a domicilio… Nathalie Bénézet se deja llevar por sus convicciones, sin dejar de cuestionar el mundo que la rodea.

  •  “No tengo ninguna conexión con la iglesia, pero las palabras de ese cura sobre los más pobres fueron extraordinariamente justas. Nunca alguien había hablado de esa forma sobre las personas que considero como los míos, recuerda ella. Fue mi madre quien me aconsejó esa lectura, intrigada por ese Movimiento que habla sobre los pobres de una forma única.”

Nacida en una familia “que siempre ha estado cerca de la miseria”, Nathalie está siempre en movimiento y nunca sabe lo que hará al día siguiente. La idea presentada en ese libro, de crear el voluntariado le parece “demasiado buena para ser cierta”.

  •  “Por fin alguien decía que lo que la gente necesitaba no era sopa o ropa usada, sino que las personas podían venir a hacer su vida con nosotros y que eso valía la pena.”

Para ella, es una manera de tomar muy en serio a los pobres, dejándose sacudir profundamente, sin saber de antemano lo que se ganará, sin pensar que el voluntario es un salvador, ni que su vida va a marcar la diferencia después de siglos de opresión. Los pobres no son tontos, si hubiera una solución milagrosa, la habrían encontrado hace mucho tiempo”, explica.

Ella esta fascinada por la idea de:

  • “un grupo de personas que se dejan influenciar por los más pobres de forma duradera y colectiva, hasta el punto de que impacta  profundamente tanto su trayectoria de vida como las construcciones colectivas”

Un compromiso íntimo

Nathalie tiene miedo de sentirse decepcionada, de descubrir que no se trata “más que de palabras en un libro”. Se pone en contacto con suspicacia, con ATD Cuarto Mundo en Suiza y prueba a los voluntarios, para estar segura de sus intenciones.

Después su decisión está tomada: Quiere ser voluntaria. Pero antes de eso, desea poner un poco de orden en su vida, para que este compromiso sea “un acto claro, libre”. Por lo tanto, por primera vez en su vida encuentra “un buen trabajo” en la restauración, en Montpellier, luego un apartamento, y ella “deja todo de lado” al cabo de un año para comprometerse.

Durante este año, ella se cuestiona sobre el mundo a su alrededor:

  • “En aquel momento sentí lo que podía significar la alianza en el Movimiento: por ejemplo, influir en su jefe y llevarlo a reflexionar sobre la manera en que trata al aprendiz; es llevar a su medio profesional a tener en cuenta a los más pobres; es intervenir cuando se es testigo de una observación despectiva en la caja registradora de una tienda, en una taquilla o en cualquier otro lugar… Podemos callarnos, pero también podemos intervenir, sin entrar en conflicto.”

Ella encuentra en el Movimiento la posibilidad de “no dar la espalda” al medio de donde ella provenía. “Mi idea no era unirme a los pobres, ellos ya hacían parte de mi vida, sino ¿qué podía hacer para no traicionarlos?” Ella escoge entonces el voluntariado, este proyecto colectivo en el que aceptamos dejarnos confundir, gritar, amar, sacudir, influir por los más pobres.”

Un paso al lado

Voluntaria de 1989 a 2007, vivió en Burkina Faso, Taiwán, Filipinas, Bretaña (Francia) y en el centro internacional de ATD Cuarto Mundo en Méry-sur-Oise.

En 2007, siente la necesidad de “dar un paso al lado” y de “restituir, a través del arte, un poco de la profundidad y de la poesía” de las personas en situación de pobreza que ha conocido. Entonces se dedica a escribir, trabajando como asistenta a domicilio e integrándose a un sindicato. Nathalie Bénézet publica así dos novelas, Las cosechas de la ausencia y Mi país es el camino, en las ediciones Chèvre-feuille étoilée. El primero se inspira en la historia de su padre, “muerto en condiciones de pobreza en un hogar de trabajadores inmigrantes”. Se enteró de su muerte pocas semanas después, gracias a un funcionario consciente de la funeraria que no quiso enterrarlo sin haber buscado a su familia. El segundo narra la historia de una mujer que tuvo que abandonar su país. “No podía soportar más el hecho de que mi querido Mediterráneo se había convertido en una tumba y no sabía cómo estar cerca de toda esa gente que camina por el planeta y que son obligados a emigrar”, explica.

Al cabo de once años, decide volver al voluntariado y, en 2023, asume la responsabilidad del Centro de memoria e investigación Joseph Wresinski, con Honorine Kouamé y Sophie Razanakoto. “Este lugar es muy importante para mí. Desde hace mucho tiempo soy consciente de la necesidad de proteger nuestra historia porque puede servir a otros en el futuro.”

Recuerda que los archivos de ATD Cuarto Mundo acaban de ser inscritos por la Unesco en el Registro de Memoria del Mundo, como patrimonio documental de la humanidad y hace un llamado al compromiso: “Es un reconocimiento extraordinario y una responsabilidad. Para llevar a cabo nuestra misión, necesitamos apoyo financiero y humano. Toda buena voluntad será bienvenida.”

Este reportaje es tomado del Periódico de ATD Cuarto Mundo de noviembre de 2023.

Si está interesado en el voluntariado, póngase en contacto con ATD Cuarto Mundo en su país o escriba a .