El proyecto de investigación Pobreza-Identidad-Sociedad
En 2019, se reunieron trabajadores sociales, científicos y personas que han conocido la pobreza para crear, en Suiza, el proyecto de investigación Pobreza-Identidad-Sociedad. Su objetivo: impulsar cambios sociales para acabar con la violencia institucional que se ha repetido de generación en generación en este país.
El método utilizado consiste en compartir sus conocimientos y, de esta manera, comprender de manera colectiva la relación entre la sociedad, las instituciones y las personas en situación de pobreza.
Ulteriormente, los resultados de su investigación se transmitirán a las instituciones sociales, políticas y al conjunto de la sociedad.
Historia del proyecto
Michael Zeier, coordinador de ATD Cuarto Mundo del proyecto de investigación Pobreza-Identidad-Sociedad
El 11 de abril del 2013, la Consejera federal y Ministra de Justicia Simonetta Sommaruga, en nombre del gobierno suizo, pidió perdón a las víctimas de las medidas coercitivas con fines de asistencia por los daños que les han sido infligidos. Desde los años 60 y hasta 1981, unos 100 000 niños, la mayoría pertenecientes a familias pobres, fueron retirados de sus familias, a la fuerza y sin juicio previo, y colocados en orfanatos o en familias que vivían en el campo. Allí, se les explotó como mano de obra y, la mayoría de las veces, se les redujo a las «tres nadas»: tus padres no son nada, tú no eres nada y nunca lo serás.
Muchos miembros de ATD Cuarto Mundo sufrieron estas medidas de coerción. Es por ello que crearon el grupo de trabajo «Investigadores e investigadoras de la historia por el futuro de los niños y niñas». Entre 2014 y 2019 un grupo de quince investigadores e investigadoras se reunieron asiduamente para apoyarse, comprender su experiencia común y sus historias personales y de todo ello escribir un informe.
El 16 de septiembre de 2017, Sommaruga acudió al Centro nacional de ATD Cuarto Mundo en Treyvaux (Suiza) . Aquí varios militantes le contaron que, a pesar de las excusas del estado y de algunos cambios institucionales y políticos, la pobreza sigue estando presente y todavía hay gente que sufre violencia institucional.
Conmovida por estas palabras, Sommaruga animó a ATD Cuarto Mundo a seguir con el trabajo participativo que está realizando y que permite a las personas que han vivido en situación de pobreza contribuir a la historia del país. Tras este encuentro, el Movimiento ATD Cuarto Mundo presentó el proyecto Pobreza-Identidad-Sociedad a la Dirección general de justicia suiza y esta le ha dado su reconocimiento, proporcionándole ayuda económica.
Entre 2019 y 2021, cuarenta personas de la Suiza alemana y francesa participaron en los talleres del Cruce de saberes que tuvieron lugar en diferentes puntos del país y durante varios días. El objetivo de estos talleres es el intercambio de experiencias, como la experiencia de vivir en situación de pobreza; el intercambio de conocimientos científicos, como el derecho, la sociología, la historia o la economía; así como los saberes relacionados con la praxis profesional en campos como la protección de la infancia y del adulto, los servicios sociales, la psicología o la salud.
Un aspecto distintivo del proyecto Pobreza-Identidad-Sociedad es que el conjunto de los/as participantes (los/as cuales pertenecen al ámbito científico, de la educación social o personas que han vivido en situación de pobreza) realizan todas las etapas del proceso de investigación de manera colaborativa: definir la temática y el tema central de investigación, producir y analizar los datos, y escribir los resultados conjuntamente.
Las Universidades populares Cuarto Mundo tienen un papel muy importante en este proyecto: por una parte, como lugar de diálogo y de formación colaborativa entre adultos que viven en situación de pobreza, con el objetivo de crear un saber colectivo. Por otro lado, para contribuir al tema de investigación:
- «¿Qué es lo que permite reconocer y apoyar a las personas que viven en situación de pobreza como actrices íntegras en su combate diario y, particularmente, en sus interacciones con las instituciones?»
En 2022, grupos mixtos que representan los tres saberes han redactado conjuntamente los conocimientos principales fruto de los tres años de investigación. La síntesis resultante constituye la base del diálogo que ATD Cuarto Mundo quiere llevar a las personalidades políticas, a las instituciones y las escuelas superiores para debatir colectivamente sobre posibles cambios en el ámbito social. Los resultados de la investigación y de las reflexiones colectivas se publicarán en abril del 2023 y se presentarán en el marco de un coloquio público.
El punto de vista de Alain Meylan, militante Cuarto Mundo
¿Cómo nos veis a las personas excluidas? ¿Estáis dispuestos a trabajar CON nosotros y CON lo que sabemos sobre la pobreza? ¿Por qué pregunto esto? Porque la realidad es otra. La sociedad empuja a las personas, contra su voluntad, a una especie de laberinto en el que deben seguir dócilmente el camino marcado para ellas. Muchas personas externas creen saber mejor que nosotros lo que nos conviene a nosotros y a nuestras familias.
Cuando una persona en situación de pobreza expresa su desacuerdo, se arriesga a volver a la casilla de salida y a volver a empezar un camino marcado todavía más difícil. ¿No es de esta manera que hacemos aún más grande la brecha de la pobreza que dentro de poco se convertirá en un gran cañón?
Pregunto, además: ¿Por qué no colaborar con el saber y la experiencia de la pobreza? ¿Por qué desperdiciar el tiempo sin entender que las personas en situación de pobreza, de sufrimiento o de cualquier tipo de marginalización son personas dignas, inteligentes, innovadoras y creativas; gente que es perfectamente capaz de hacerse cargo de su vida cuando las tratamos y las escuchamos de igual a igual?
El Cruce de saberes ofrece la posibilidad de participar y colaborar en la búsqueda de una visión común. Esto le ha dado un sentido y orientación nuevos a mi vida. Trabajamos para llegar a entender cómo la pobreza se transmite de generación en generación, cómo es la lucha diaria de las personas que viven en situación de pobreza. Gracias a mi experiencia sobre la pobreza puedo poner mi granito de arena en esta investigación.
Esta visión puede ser nacional, pero también personal. Cada persona tiene unas ambiciones y unos proyectos diferentes. Y debemos escucharla y comprenderla. Su visión de futuro ha sido mutilada o ignorada. Esta ignorancia es una maldición para nuestro país y hay que hacer todo lo posible para combatirla. La historia nos ha enseñado que los errores del pasado no deben volver a cometerse.
Una verdadera participación, no una participación simbólica, permite actuar y lograr unos cambios que permitan que la pobreza y sus injusticias no caigan también sobre nuestros hijos. Creo que nuestro sueño es posible, realizar un cambio político en nuestro país, despertar conciencias.
El punto de vista de una trabajadora social
Sophie Neuhaus, delegada de juventud del cantón de Neuchâtel, participante en el grupo de saber de trabajadores sociales
Participar en el Cruce de saberes, es emprender un viaje tanto personal como colectivo. Personal, porque nos lleva a tomar conciencia del desajuste que puede haber entre la intención del o la profesional social y la realidad de su interlocutor o interlocutora. Colectivo porque, cuando somos conscientes de esta separación y la analizamos, nos ayuda a construir una comprensión mutua, un saber común.
Para ilustrar con un ejemplo este desfase: Durante el proyecto, se nos pidió formar grupos de pares y mostrar, con la ayuda de una frase y de imágenes, lo que para nosotros representa «la institución». El resultado de la actividad me marcó de una forma particular. Las imágenes y las palabras utilizadas en el grupo de pares de los trabajadores sociales y en el grupo de personas con experiencia sobre la pobreza se parecían mucho. Cuerdas, lazos. Los elementos expresados se parecían, pero la interpretación y la intención asociadas eran completamente diferentes.
Por un lado, la intención de acompañar; por otro, un obstáculo, una desposesión del poder de reaccionar.
¿Cómo puede haber tal diferencia entre la intención de una institución y sus trabajadores de un lado y las personas a las que va dirigida de otro? En este punto, si tuviese que elegir la razón principal, diría que las prestaciones institucionales no se han diseñado teniendo en cuenta a las personas a las cuales van dirigidas. Es decir, que se han planeado sin tener en cuenta su realidad y sus vivencias. Asimismo, esta brecha se traduce muchas veces en un tipo de vocabulario, que a veces ofende. Por ejemplo, el término «personas vulnerables». Aunque los trabajadores sociales no utilizan esta expresión con mala intención, para muchas personas en situación de pobreza suena como una falta de consideración hacia ellas, una falta de comprensión de su realidad diaria, un desconocimiento de la complejidad de su vida, de las estrategias que tienen que utilizar, de su lucha, una lucha poco conocida y poco reconocida.
Durante mi participación como profesional en el proyecto Pobreza-Identidad-Sociedad experimento regularmente este tipo de tomas de conciencia. Sobre la base de experiencias individuales, construimos saberes por grupos de pares, que luego cruzamos con los saberes de otros grupos. Uno a uno, diseccionamos estos desajustes, los analizamos, los masticamos, los digerimos; para luego convertirlos en el material con el que construimos un saber común, ladrillo a ladrillo. Y aunque identificamos grandes diferencias durante el proyecto, el conjunto de participantes muestran un gran respeto, ya que todos y todas sabemos por qué participamos: para construir poco a poco nuevas y mejores maneras de hacer las cosas y de convivir.
El punto de vista de dos científicas
Caroline Reynaud y Sophie Guerry, profesoras de la Escuela superior de trabajo social en Friburg
El papel de los científicos en el Cruce de saberes pude parecer a priori simple o menos implicado que el de las otras partes, ya que se trata de movilizar conocimientos teóricos y no de contar una experiencia personal de la pobreza o explicar sus prácticas profesionales. Sin embargo, en nuestra participación en el proyecto , hemos podido ver como un proceso de este calibre puede ser exigente y, a veces, desestabilizante.
Una de las dificultades principales es la de no imponerse demasiado en las interacciones. Y, de esta manera, evitar darle al conocimiento científico, el cual se valora enormemente y está extensamente legitimado, un peso excesivo y reproducir, así, la jerarquía de saberes tan presente en nuestra sociedad y que, precisamente, ATD Cuarto Mundo pretende combatir.
- ¿Cuándo hablar? ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo explicar una teoría brevemente y sin distorsionarla?
Al principio del proceso, las reacciones que otros grupos sobre nuestras intervenciones reforzaron nuestros cuestionamientos. Por ejemplo, en el primer taller, los representantes del saber de experiencia se sorprendieron de que las respuestas científicas (en función de las consignas que se habían dado) pudiesen ser tan similares a las suyas. Por nuestra parte, a nosotras nos parecía completamente normal, puesto que una parte de nuestro grupo analizaba los fenómenos desde el punto de vista de las personas en cuestión. Comprender que no correspondíamos a las representaciones que las otras partes tenían de personas científicas era desconcertante. ¿Qué era lo que esperaban entonces de nosotros/as y qué podíamos aportarles?
Otro ejemplo: cuando hablamos de «relaciones de poder» para situar los problemas ligados a las interacciones entre las personas y las instituciones, algunos miembros del grupo de profesionales se ofendieron. Este concepto se había entendido como una voluntad deliberada de imponerse sobre el otro y sobre el cual no reconocían sus prácticas.
Al aclarar, entre otras cosas, que este concepto es omnipresente en las relaciones sociales y que está más allá de la responsabilidad de los individuos, se ha comprendido mejor lo que queríamos y pudimos utilizar este concepto en las reflexiones colectivas.
La reacción de las personas a las cuales hacíamos referencia nos han recordado que ciertos términos, muy utilizados en la comunidad científica para describir fenómenos como el control social, podían sorprender o entenderse de manera diferente cuando se aplicaban a la experiencia individual.