De la vergüenza a la magia de la Navidad
Durante la Campaña Pobreza Nunca Más – Actuar Todos por la Dignidad, ATD Cuarto Mundo impulsó la escritura de historias de resistencia y cambio, de luchas colectivas que muestran que si las personas se unen pueden lograr que la miseria retroceda.
Historias de resistencia que ponen en evidencia que la miseria se puede evitar.
La siguiente historia está escrita por Isabelle Pypaert Perrin, delegada general del Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo.
- «El tiempo apremia. Ha llegado el momento de comprender que no hay fiesta posible si no es la fiesta de todos»
Joseph Wresinski
¿Cómo permitir que las personas más humilladas puedan contribuir a la unidad y honor de sus familias, de su barrio y del mundo? En esta verdadera historia de Navidad encontramos un primer intento de respuesta.
En un barrio vetusto, en un edificio ruinoso donde la extrema pobreza se manifiesta desde las escaleras, las paredes manchadas de insultos encierran en la vergüenza a una familia que vive allí. Así, cada vecina, cada vecino, en todo momento debe pasar ante la suciedad y, cada miembro de la familia a quienes van dirigidos los insultos, debe recibir en plena figura y a diario una constante agresión. Cada mañana, tener que bajar los ojos antes de tomar el autobús para ir al trabajo, huir de esas palabras que siguen resonando en la cabeza de camino a la escuela. También están los suspiros, las burlas y las amenazas, que como golpes, vienen a herir aún más a esta familia, tan maltratada.
Esta extrema violencia revela un vecindario desamparado que asume una carga de dificultades mucho mayor de las que le corresponden. Escondido detrás de cada puerta, un lote de desgracias, de penas, de angustias de futuro. Un vecindario que no entiende, que ya no entiende, que no puede más. La familia molesta: un desorden indescriptible, el ruido, los perros…
Y entonces, esta hermosa historia de Navidad. Algunos días antes de Navidad, una llamada. La mujer vino a la casa Cuarto Mundo:
«¡Ayúdennos!», pide al equipo. «Ayúdennos a cambiar algo. ¡Será fiesta para todos, pero no para nosotros! No queremos regalos. Solamente que borren los insultos». Entonces, el equipo de volontarios permanentes fue a tocar a la puerta de algunos apartamentos con la propuesta de movilizarse conjuntamente.
De este modo, primero una, después dos, después tres personas bajaron para sumarse a la iniciativa de esta mujer y de algunos amigos de ATD Cuarto Mundo.
Se realizó una gran limpieza de las escaleras. En primer lugar el baile de escobas y fregonas, después la pintura nueva en las paredes y, por último, la idea de poner decoración de Navidad que movilizó a pequeños y grandes en un ambiente de fiesta: bolas rojas, guirnaldas brillantes y el estallido de carcajadas. Y aún más: el intercambio de palabras entre personas que ya no se hablaban. Fue un momento mágico. Una luz en medio de la noche, un espacio donde tejer de nuevo la solidaridad cotidiana, tan exigente.
- El más hermoso de los regalos: ¡la paz y la dignidad reencontradas!
Para saber más, visite el blog 1001 Historias de Resistencia→