La historia y compromiso de Xun Ciin Ceto Morales
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Caminos de identidad: La infancia maya en un mundo de rechazo
Los papás de Xun son de origen maya: la mamá es K’iche’ y el papá Ixil. Sus primeras palabras fueron K’iche’, sin embargo dejó de hablarlo al ingresar a la pre-primaria para evitar las burlas de sus compañeros y porque no le entendían. Terminó por aprender y usar el español de manera permanente.
“Esa situación pasa muy seguido en las familias indígenas, las burlas hacen que en muchos casos se decida no enseñar el idioma maya a las hijas e hijos. En eso consiste el proceso de ladinización o volverse ladino para negar los orígenes”.
A pesar de evitar hablar sus idiomas nativos fuera de casa durante su niñez y adolescencia, Xun tuvo siempre el contacto con el K’iche’ en conversaciones cotidianas con su mamá y sus abuelos. Su papá, por otro lado, al regresar de su trabajo, motivó a Xun y a su hermana a hablar el Ixil mediante algunas clases particulares que él mismo les daba.
El sentimiento de orgullo por las raíces estuvo presente en el hogar de Xun, como también el valor del esfuerzo en la vida. “En mi casa siempre nos enseñaron que el estudio es importante, pero también es importante saber trabajar. – Hay que saber agarrar una computadora o un azadón – decía mi mamá”.
Conocer nuestra historia refuerza nuestra identidad
Xun entró a la universidad para estudiar Arquitectura, pero al cabo de algunos años tuvo que dejarlo para dedicar ese tiempo al trabajo. Sin embargo, este giro importante en su vida lo condujo a transitar el camino que hoy recorre.
“No me arrepiento porque pude conocer otras realidades, otras familias indígenas, otras formas de conocimiento con las abuelas y abuelos, con las mujeres mayas, las comadronas, las alcaldías indígenas y cómo se les vulneraban sus derechos”.
“Decidí cambiar de carrera y comenzar Sociología. También me motivé a retomar mi idioma k’iche’ y comencé a usar mi vestimenta maya. Entendí que conocer mi historia y la de mi pueblo era importante porque me daba tres cosas: seguridad de quién soy, fuerza para luchar por los derechos humanos y muchas oportunidades de acompañar y compartir nuevas experiencias”.
La relación entre pobreza y ser indígena
En Guatemala, el 75% de la población vive en pobreza, de este porcentaje el 25% vive en extrema pobreza. Estas personas han sido desplazadas, se encuentran en los sectores marginales o rurales del país, no cuentan con servicios básicos y en su mayoría provienen de pueblos indígenas, aunque no lo reconozcan.
“Esta es la historia de la mayoría de la población guatemalteca, la historia de mi mamá y de mi papá, y en parte mía. También lo veo cuando tengo la oportunidad de encontrarme con algunas familias que participan en ATD Cuarto Mundo. Se vulneran los derechos humanos más básicos como el de vivienda, educación, salud, agua y saneamiento y también el de la identidad individual y colectiva”.
«Vivimos en una sociedad que muchas veces relaciona la pobreza con ser indígena y eso no es siempre así. No todos los indígenas están en pobreza. Incluso se estigmatiza a las persona pobres etiquetándolas de haraganes. Esas expresiones son para justificar la exclusión, el racismo y la violencia institucionalizada y social”.
“Lo que es cierto es que no podemos salir de la pobreza si tenemos una identidad cultural débil. Es una lucha doble, como el ave que necesita de sus dos alas para volar: el ala de la libertad que simboliza nuestra lucha por tener condiciones dignas para todas y todos, que podamos decidir dónde y cómo vivir de forma digna; y el ala de la identidad que simboliza la necesidad de tener un alta autoestima y sentirnos orgullosos de nuestras historias personales y la de nuestros pueblos».