Camerún|Estudiantes abiertos a los saberes de los más pobres
Pascal es asesor e instructor en una oficina especializada en comunicación y desarrollo comunitario en Yaundé, Camerún. También es miembro de Amigos de ATD Cuarto Mundo. Ha creado un grupo de investigación con estudiantes de la Universidad de Yaundé II – Soa donde transmite lo que ha aprendido a través de su compromiso con personas que tienen experiencia de la pobreza.
Pascal les conoció durante una visita a la Fundación “Petit Dan et Sarah”, un orfanato situado en Soa, a 17 km del centro urbano de Yaundé, Camerún. Una decena de jóvenes estudiantes de la Universidad de Yaundé II – Soa se movilizan periódicamente para echar una mano al equipo de educadores de la escuela de la Fundación. “Hemos creado nuestro grupo de voluntarios con la intención de dar un poco de nuestro tiempo a esos niños y a otros que se sienten un poco aislados dentro de la sociedad”, explica uno de ellos.
Un compromiso social que tiene sentido
En un entorno en el que los estudiantes, por lo general, “guardan celosamente su tiempo”, debido a las difíciles condiciones en las que estudian, la iniciativa de los jóvenes voluntarios de Soa se sale de lo corriente. Es un acto de valor y de ciudadanía responsable, más allá de todo el carácter humanitario que se le pueda atribuir.
Para los jóvenes voluntarios de Soa, el tiempo dedicado a los niños de la Fundación “Petit Dan et Sarah” es en primer lugar una inversión social. “En este mundo dominado por el capitalismo, ¡es fácil abandonar a millares de seres humanos al borde del camino! explica un miembro del grupo. El beneficio en lo que nosotros hacemos no es de tipo económico. La alegría que recobran estos niños cada vez que les venimos a ver es también más importante que la suma de dinero que se podría ganar, por ejemplo, si invirtiéramos nuestro tiempo en dar cursos de educación infantil en familias que fueran capaces de pagarnos”.
Este compromiso también tiene una dimensión educativa para estos estudiantes. “Se exige experiencia profesional para la contratación y, al mismo tiempo, el acceso a las prácticas es cada vez más difícil para los jóvenes, se lamenta Sariette, la Presidenta del grupo. Hemos pensado que al participar juntos en este grupo, podemos reflexionar sobre nuestras inquietudes comunes y apoyarnos mutuamente, intercambiar informaciones sobre oportunidades y formarnos a partir de los encuentros que tenemos con los niños aquí en la Fundación y con los otros actores que pasan por allí, ¡como sucede con Pascal!”
- “Al abrirnos sus puertas para este tiempo de encuentro con los niños, la Fundación “Petit Dan et Sarah” contribuye también a nuestra formación, hace más valioso a un estudiante. De este encuentro con los niños, aprendemos también muchas cosas. Su experiencia de vida es una escuela para nosotros. Cuando nos hablan de sus angustias y sus alegrías, aprendemos a comprender mejor nuestra sociedad y sus retos. Somos personas que asumiremos responsabilidades el día de mañana y nos sentimos interpelados”.
Nacimiento de un proyecto de investigación-acción
La reflexión en torno a la problemática del acceso a las posibilidades de prácticas para los estudiantes ha sido un elemento desencadenante de una serie de encuentros entre Pascal y este pequeño grupo de estudiantes durante el año 2015. La oficina de Pascal, que funciona de forma independiente, está, a partir de ahora, abierta a sus amigos estudiantes. Se reúnen una vez al mes o cada dos meses para discutir sobre diversos temas relativos a sus “sueños” para una vida profesional futura y para experimentar una nueva técnica de investigación.
Para formarse por medio de la acción y tener presente la idea de acercarse a personas aisladas, ya sea de forma individual o en pequeños grupos de dos o tres, cada uno propone identificar en su entorno una situación de precariedad y presentarla como objeto de investigación. El tema se somete al grupo para debatirlo y proponer una dinámica para el encuentro de las personas afectadas con el fin de buscar con ellas soluciones al problema identificado.
Estos debates en grupo son una técnica pedagógica y de iniciación a la observación y a la reflexión individual y colectiva sobre los problemas de la sociedad. Una técnica que parte del encuentro y va hacia la investigación cruzando su saber científico y teórico con los conocimientos y habilidades de los más pobres. Todos los investigadores que se interesan por el mundo rural, saben, por ejemplo, hasta qué punto el saber campesino puede servir de impulso para el desarrollo de nuestras comunidades, si se les presta atención.
El diálogo en el corazón del aprendizaje
“La riqueza de nuestros intercambios y los vínculos de amistad y de confianza que surgen de los mismos, son, para todos nosotros, una inversión social de la que estamos orgullosos actualmente”, señala una estudiante del grupo en el transcurso de una reunión.
En estos encuentros con los jóvenes, estimular el diálogo y la confianza es un elemento impulsor para el aprendizaje. Al considerarse escuchado por los demás, se encuentra el valor para hablar de las propias debilidades o limitaciones sobre determinadas cuestiones. Por ejemplo, un miembro del grupo había admitido no saber nada en absoluto de cómo montar una presentación en Power Point. Su franqueza animó a los demás miembros del grupo a decir que tampoco lo sabían. Esto condujo finalmente a hacer varios ejercicios de presentación en Power Point. Actualmente, todos los miembros del grupo han adquirido este conocimiento.