¡Ahora me siento liberada!
Durante la Campaña Pobreza Nunca Más – Actuar Todos por la Dignidad, ATD Cuarto Mundo impulsó la escritura de historias de resistencia y cambio, de luchas colectivas que muestran que si las personas se unen pueden lograr que la miseria retroceda.
Historias de resistencia que ponen en evidencia que la miseria se puede evitar.
La siguiente historia está escrita por Myriam Boulahia (Francia).
He dudado tantas veces de mi capacidad para hacer las cosas, y aún así, seguía sin saber cómo hacerlo.
Actualmente soy bibliotecaria. Recibo al público en una mediateca situada en un espacio cultural denominado Vida Ciudadana. Es un espacio dedicado al intercambio de saberes, algo de suma importancia para la convivencia y la ciudadanía. Recibo a las y los usuarios, les ayudo a buscar diverso tipo de documentación y respondo a sus preguntas. Lo que más me gusta es la cercanía y poder compartir tiempo con personas que lo necesitan. Entiendo el espacio de Vida Ciudadana como un puente hacia los demás espacios de la biblioteca.
Antes, no imaginaba que llegaría un día en que conocería un espacio donde cada persona puede expresarse y ser reconocida y, además, tener mi propio lugar en él. Estoy muy contenta con mi trabajo y si tuviera que escribir una historia, tendría que ser sobre esto.
Cada dos meses, el equipo de trabajo celebramos una reunión donde abordamos de manera libre todos los temas. Aquella mañana varios compañeros abordaron la cuestión del tipo de público que recibimos en la biblioteca. La responsable del servicio encargado del público intervino para subrayar la importancia del acceso a la cultura de las personas alejadas de resta, mis compañeros hablaron de jóvenes que no tienen el hábito de venir a la biblioteca. A medida que avanzaba el debate, sentía ganas de hablar, de decir, en definitiva, por qué la cultura ha jugado un papel tan importante en mi vida. Superando mi miedo, decidí hablar: «El acceso a la cultura es, efectivamente, algo muy importante en mi vida cotidiana. He crecido en una familia que tenía que hacer frente a innumerables dificultades, no había libros en casa porque pensábamos que era algo que no era para nosotros».
- «Gracias a ATD Cuarto Mundo y a la formación de Mediadores del libro, he podido acceder a la cultura. He podido descubrir y aprender un montón de cosas. Yo era exactamente como los jóvenes de los que ustedes hablan. Al llegar a la biblioteca en 1992, apenas me atrevía a decir buenos días, nunca intervenía en una reunión, me sentía fuera de lugar. Poder decir lo que uno piensa, acceder a diferentes conocimientos y saberes, poder ser escuchado y comprendido, es lo que nosotras, familias del Cuarto Mundo, queremos».
«Esa también es una de las razones por las que me gusta el trabajo que realizo en el espacio Vida Ciudadana, porque tengo mucha relación con las personas a las que recibo y porque es un trabajo en continua evolución para poder recibir cada día mejor a todas las personas y permitir su participación en todo tipo de proyectos».
Hablaba y temblaba, estaba toda roja. Nunca había dicho a mis compañeros de trabajo todo lo que logré decirles aquella mañana. Me sentí liberada y, sobre todo, conmovida por su escucha y por su atención. Hacía mucho tiempo que esperaba por fin decir quién soy, por qué me gusta lo que hago y cuáles son mis objetivos en el trabajo diario.
Haber sido capaz de tomar la palabra me refuerza aún más y reafirma mi convicción sobre la importancia de mi trabajo. También era para mí una forma de agradecer a ATD Cuarto Mundo pues, sin todas las personas que me han respaldado y apoyado, no habría tenido el valor de continuar.
Estoy orgullosa de mi itinerario, de esta vida que es la mía.
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