Apoyándonos, llegaremos a cambiar el mundo a pesar de nuestro estado de pobreza
Dos años después de su creación, el grupo “Familias solidarias” continúa desarrollando un barrio de Bukavu.
Cuando el grupo comenzó, no éramos muy numerosos. Muchos pensaban que nuestra asociación no se mantendría mucho tiempo, porque aquí no ganamos bienes materiales ni dinero. Pero por el contrario, poco a poco, hemos crecido. Nosotros nos queremos, en los momentos de tristeza como en los momentos de alegría. No tenemos nada material que darnos, pero nos reconfortamos. Tratamos de apoyarnos, ya sea para reconstruir juntos el muro de la casa alguno de nosotros que se derrumbó, para cotizar e ir a visitar a alguno que está enfermo, o incluso animar a alguno de entre nosotros que ha sido encarcelado.
La solidaridad que vivimos en el seno de nuestro grupo no es solo para el beneficio de nuestras familias, sino también de todos los habitantes del barrio. Es esto, lo que mostramos, por ejemplo, el 17 de octubre , cuando reparamos un pequeño puente y arreglamos un camino que ya no era transitable. Nuestros esfuerzos contribuyen al desarrollo de nuestro barrio.
Este grupo abre nuestras inteligencias para hacer frente a la miseria. Procura a cada uno de nosotros la energía para dar la batalla contra la miseria, continuar desenvolviéndonos sin tener vergüenza por la supervivencia de nuestras familias. Para la mayoría, nosotros realizamos trabajos penosos, tal como este de portero. Nuestros hijos están orgullosos de vernos salir cada día para ir en «busca de su vida». El amor por nuestros hijos nos impulsa a ir a trabajar, incluso estando enfermos. Estos equipajes que transportamos se convierten en nuestros medicamentos, porque nos aseguramos que los niños tendrán para comer ese día.
Nuestro grupo, es una familia en la cual todo el mundo está considerado. Todos pueden aportar sus ideas, y podemos aportarlas a otros que están lejos de nosotros. Uno de nuestros superiores decía que desde que frecuenta el grupo, él se siente mucho más en seguridad, es mucho más conocido, porque de un tiempo a esta parte, él ve a uno o a otro miembro del grupo pasar por donde él para saludarlo y para recordarle la hora del encuentro. En este grupo, los más jóvenes se convierten en la fuerza de los mayores. El hecho de encontrarse entre los demás, elimina el miedo en la vida humana.
Cuando nos propusieron contribuir en el coloquio « la miseria es violencia, romper el silencio y buscar la paz » nos dijimos « ¿entonces, nuestras familias son conocidas en el mundo? » A partir de ahí fuimos creciendo, nos dimos cuenta que existimos. Esperamos que este grupo siga existiendo y que los hijos de nuestros hijos puedan ser parte de él algún día. Apoyándonos, llegaremos a cambiar el mundo a pesar de nuestro estado de pobreza