Karol Laínez, retrato de un compromiso
Autoretrato por Karol Laínez
Mi nombre es Karol Laínez, tengo 29 años soy Hondureña. Podría decir que el voluntariado permanente para mí ha sido una escuela de vida, me ha enseñado mucho, he descubierto un mundo que no conocía. Conocí ATD Cuarto Mundo Cuarto Mundo cuando tenía 15 años, ahí empecé como aliada haciendo bibliotecas de calle, después entre en el voluntariado cuando tenía 21 años en Guatemala ciudad en donde viví cuatro años, ahí empecé una parte de mi camino, ha sido un camino de conocimientos, de descubrimientos, un camino lleno de esperanza que me ha formado como persona, he encontrado personas que me han hecho creer en mí misma. El voluntariado me ha enseñado a creer también en los otros, a aprender de otros, a saber cómo caminar con otros.
Como voluntaria he podido descubrir los esfuerzos que hacen muchas personas para salir adelante, para sacar a su familia hacia un camino que juntos intentamos construir, un futuro que antes yo no veía, el voluntariado me ha transmitido el significado de estar juntos. Un día acompañe a una mujer a la municipalidad para tramitar la partida de nacimiento de su hija que ya tenía dos años y no había podido tramitarla hasta este día, el día que obtuvo por fin este documento me dijo: por fin ahora mi hija existe y no solo para mí sino para todo el mundo, gracias a que usted estuvo con migo para hacerlo… esto me hace quedarme hasta ahora en el Voluntariado en donde formas parte de un reconocimiento al otro. Me siento tan orgullosa de formar parte de algo que se construye a partir del coraje, la fuerza y las ganas de cambiar las cosas.
En el voluntariado hay personas de distintas nacionalidades, culturas, razas, idiomas, y formas de pensar, todas estas diferencias enriquece lo que somos hoy, lo que nos permite avanzar juntos, como un motor hacia un futuro diferente. La vida de voluntaria me ha hecho renacer, redescubrir mi propio país, mi propia gente, conocer todos los sufrimientos que puede haber en un solo lugar, pero que a la vez te hace descubrir toda esa solidaridad de la gente, esas ganas de salir todos juntos del agujero de la miseria en donde poco a poco caes. Lo que me da fuerza para continuar es pensar en todas esas familias que me acogieron cuando entre en el voluntariado y que viven aterradas de miedo, de lodo, de humillaciones, de dificultades, pero que sin embargo me abrieron las puertas de su casa para que me sintiera en familia, pienso que a ellas les debo todo lo que hasta hoy soy.