¿Que revela el Cruce de Saberes sobre la pobreza en Suiza?

El pasado 9 de mayo, por la tarde, en el Hotel National de Berna, más de doscientas personas se reunieron para conocer los resultados y celebrar el cierre de la investigación “Pobreza, identidad, sociedad”, realizada entre 2019 y 2023. Esta primera experiencia de Cruce de Saberes, realizada en Suiza por iniciativa del movimiento internacional ATD Cuarto Mundo y con apoyo de la Oficina Federal de Justicia, llega como consecuencia del pedido de perdón efectuado el 11 de abril de 2013 por el Consejo Federal, a aquellos que en su niñez fueron apartados arbitrariamente de sus padres, y a otras víctimas de medidas coercitivas con fines asistenciales.

Las preguntas

Con la convicción de que, si no se realizaran cambios concretos, tal pedido no puede ser considerado seriamente, la investigación buscó comprender «las relaciones entre la sociedad, las instituciones y las personas en situación de pobreza». Para tal propósito, primeramente, preguntó “qué significa vivir en la pobreza y depender de ayudas en la Suiza actual y cómo se ha desarrollado, en el país, el vínculo entre asistencia y coerción”, y las respondió utilizando el Cruce de Saberes. Y una vez respondidas esas primeras indagaciones, contando con la colaboración de profesionales ajenos al proyecto, interrogó: “¿Qué es lo que permite reconocer y apoyar, como actores plenos de derecho, a las personas en situación de pobreza, en sus luchas cotidianas, especialmente en sus interacciones con las instituciones?”

Las primeras respuestas

  • La primera respuesta sobre la relación entre Pobreza, ayudas y coerción en Suiza vincula la ignorancia y la incomprensión de la pobreza, difundida en la sociedad suiza, con la disfuncionalidad de las instituciones de ayuda, que aíslan y tornan impotentes a los más pobres, obstruyendo el desarrollo de una identidad personal y colectiva.

De hecho, la pobreza, prácticamente, no despierta la atención pública en Suiza por considerársela una situación pasajera, momentánea, circunstancial Por esta razón permanece ignorada e incomprendida. Sin reflexionar, sobre ella y sus condiciones, suele ser considerada como una tara y juzgada en base a estereotipos que degradan y culpabilizan a los pobres. Tal actitud tiñe la propia ayuda social –percibida no como un derecho, sino como una dádiva o mera caridad–, y justifica las sospechas y la imposición de condiciones al solicitante, generando resultados contraproducentes.

Parte de la ceguera institucional deriva de las normas sociales dominantes que orientan las leyes y las normativas, y que penetran en el lenguaje perpetuando la descalificación. Al priorizar los deberes del individuo, este derecho, presta muy poca atención sobre la responsabilidad compartida y sobre las condiciones necesarias para ejercerla. Consecuentemente, es escaso el margen con que cuentan los pobres para hacer valer sus derechos, soportando a diario el desprecio ajeno. La ignorancia e incomprensión de la experiencia de pobreza, encierra a los más pobres en condiciones de opresión e impotencia.

El sistema de apoyo y protección social para niños y adultos, contrariamente a sus objetivos explícitos, termina impidiendo que los más pobres desarrollen un importante grado de autonomía y autodeterminación, tornándose absolutamente disfuncional. En parte, esto se debe a que la protección es definida sin ninguna relación con las vidas a las que está destinada y las expectativas de tales destinatarias y destinatarios. Y, por otra parte, a que las soluciones no se elaboran conjuntamente con ellas y ellos. Por consiguiente, con demasiada frecuencia –por encontrarse en inferioridad de condiciones y por temor a perder ciertos derechos–, los más pobres son inducidos a hacer lo que se les diga.

  • La tendencia del Estado Social a condicionar toda ayuda a un estricto control puede llevar a la manipulación. De modo que, las personas en situación de pobreza no solo deben merecer la ayuda, sino comportarse de forma “adecuada”. Paradójicamente, el miedo a las sanciones y al abuso se lleva a los más pobres a la inseguridad, a la ineficacia y a la desconfianza mutua.

Asimismo, los más pobres son inducidos, institucionalmente, a contenerse, esconderse, adaptarse a normas difíciles de entender, o incluso mentir, siendo considerados manipuladores. A la vez, la falta de aceptación social los lleva a replegarse sobre sí mismos y, en muchos aspectos de su vida, a aislarse cada vez más. Así, avergonzados, silenciosos, aislados e impotentes, les resulta sumamente difícil desarrollar una identidad personal.

Vivir sumergida o sumergido en la pobreza implica librar una lucha permanente por la sobrevivencia, que puede desgastar a las personas al extremo de afectar su salud, pero esa misma lucha por sobrevivir, en cierto modo, obliga al desarrollo de una “inteligencia institucional”, que puede convertirse en un valioso recurso que les de poder de acción. Y, más allá de que las instituciones no reconozcan tal lucha o la condenen, ella puede permitir que los más pobres reconozcan su fuerza y valor. Puede llevar a una rebelión que transforme la vergüenza en orgullo y lo transmita a las generaciones futuras. Para ello, sin embargo, es preciso romper el aislamiento y construir una identidad común.

Respecto a la persistencia de pobreza a través de las generaciones (la segunda pregunta), esta tiene como causa y consecuencia el aislamiento social y económico. Se perpetúa por la falta de reconocimiento del trabajo y la lucha cotidiana de las personas en situación de pobreza por parte del resto de la sociedad. Por la falta de marcos institucionales que permitan que las niñas y los niños de las familias pobres superen las condiciones y dificultades vividas, porque se ignora o porque no se escucha a estas infancias. Porque las familias pobres tienden a encerrarse para proteger a sus hijas e hijos de los estigmas que denigran a sus padres y que los acompañaran a ellos mismos hasta la edad adulta. Porque el aislamiento afecta, a su vez, a la construcción de la identidad, repercute en la salud y limita el poder de acción.

Al aislamiento se suman la acumulación, desde la infancia, de múltiples desventajas: la repetición de los mismos tipos de respuestas institucionales, como la guarda fuera del hogar familiar, la definición externa de la pobreza en detrimento de las personas que la experimentan, y las representaciones y normas sociales descalificadoras forjadas por una cierta forma predominante de pensar que impregna a las instituciones y tiende a mantener, a los más pobres, en estado de dependencia y de impotencia.

Sobre cómo apoyar a las personas en situación de pobreza

Sobre la última pregunta –“¿Qué permite reconocer y apoyar, como actores plenos de derecho, a las personas en situación de pobreza, en sus luchas cotidianas, especialmente en sus interacciones con las instituciones?”–, las propuestas se articularon alrededor de tres ejes: conocimiento, poder de acción y cambio.

  • El primero, Conocer, comprender y reconocer la pobreza, junto con las personas que la viven, busca reconocer, dar visibilidad y superar la culpabilización, así como contribuye a su prevención, produciendo un conocimiento más completo y justo, que integre el punto de vista de los más pobres, los más aislados y los excluidos. El segundo, adquirir y reforzar el poder de acción, busca aumentar la capacidad de hacer valer sus propias elecciones (poder de acción), fomentando la formación de espacios que reúnan a los más pobres y que les permita actuar en grupos de pares. Por último, construir el cambio, implica crear espacios en los que personas en situación de pobreza y otros actores se encuentren en condiciones de igualdad, espacios capaces de valorar como equivalentes los conocimientos y las competencias de las personas que cargan consigo la experiencia de la pobreza, espacios en los que se construya, juntos, conocimiento e instrumentos de acción.

En resumen, estos ejes, y quizá sea este el aporte más sustancial de la investigación suiza, definen ámbitos y líneas más precisas de acción política y legislativa en las esferas social y pública; institucional; científica y de formación. Seguros de que esta experiencia tendrá mucho que enseñarnos en los próximos años, invitamos a todas y a todos a una profunda y muy atenta lectura de los resultados de esta investigación y de las líneas de acción propuestas.


Foto : ATD Cuarto Mundo Suiza © ATD Cuarto Mundo