Un grito sin odio
1966, Francia, Pintura realizada por Henri, niño del asentamiento de Noisy-le-Grand – AR0100256022 © ATD Cuarto Mundo
Artículo escrito por Béatrice Noyer, voluntaria permanente de ATD Cuarto Mundo en el Centro Internacional Joseph Wresinski.
En estos tiempos de crisis sanitaria mundial, muchas personas y familias de todo el mundo dan testimonio de sus dificultades para alimentar a los suyos, pero también de la falta de recursos económicos.
Esto nos recuerda los eventos de mayo de 1968, período durante el cual Francia se paralizó por las huelgas generales. En esa época, el Movimiento ATD Cuarto Mundo tuvo que reinventar su acción para dar respuesta a la realidad de las familias más desposeídas.
Francine de la Gorce, una de las primeras voluntarias que se unió a Joseph Wresinski y a las familias del asentamiento de Noisy-le-Grand, relata este período de mayo de 1968 en varios de sus libros. En ese momento, ella misma vivía con su familia en una chabola en Les Franc-Moisins, Saint-Denis, en la región de París:
- “Al principio de la efervescencia estudiantil, el “viejo obrero” que había dentro del Padre Joseph se muestra cauteloso y desconfiado de estas personas ‘privilegiadas’ que causan problemas sin darse cuenta de que otros pagan las consecuencias. En los barrios marginales y en las chabolas, las familias ya no reciben ayudas familiares porque la huelga general bloquea los giros postales. Desprovistos de salario, los trabajadores que a menudo son irregulares y nunca están sindicados no reciben ninguna ayuda, e incluso el último medio de supervivencia cuando falta de todo, la recolección de basura, se ha vuelto imposible, dado que los desechos domésticos ya no se recogen”1
Llamada a la solidaridad, solicitud de donaciones en la calle
La gente no tiene nada y los voluntarios salen a la calle a solicitar donaciones, llevando un folleto que comienza así:
- “Estos tiempos que deberían ser tiempos de justicia y hermandad, no deberían ser tiempos de miseria. Todos los que fueron niños en 1936 recuerdan esta época de huelga como una época de desgracia, porque tenían hambre. Como ellos, sus hijos e hijas a su vez viven con el mismo miedo a la huelga, ya están hambrientos…”
Una carta a los amigos del Movimiento también se refiere a 1936:
- “En las chabolas y los barrios marginales, lo que me pareció más doloroso durante esos días fue la falta de esperanza de las familias y el casi terror que esculpía los rostros de los niños y los adultos. De repente parecía que la fraternidad se había replegado. Parecía que toda vida se había retirado de las venas, arterias y corazones de estas personas; revivían desde el primer día la pesadilla del 36 donde, en la infancia, habían visto en sus padres la inquietud de la angustia y el hambre”1
- “Nuestros equipos tratan de organizar la ayuda mutua en todos los lugares donde están establecidos. Algunos amigos nos ayudan saliendo a las calles a solicitar donaciones, otros nos ponen en contacto con agricultores que están dispuestos a ofrecer camiones de comida”2
- “El 28 de mayo, el propio Padre Joseph animó la reunión para preparar la distribución de la ayuda en Noisy, frente a unos noventa adultos y cincuenta jóvenes. Hizo falta toda su autoridad para aquietar las disputas que suelen surgir cuando se trata de dinero a distribuir o de confianza a otorgar. A las familias les gustaría que el Padre Joseph estuviera en el comité como garantía, pero él se niega, añadiendo con fuerza: Será ahora o nunca. ¡Nunca asumirán sus responsabilidades si no las asumen ahora! ¡Ahora es su oportunidad de salir de la dependencia, de crear sus propias cooperativas! Finalmente, se llega a un acuerdo entre los habitantes”3
Los Cuadernos de quejas
- “Una vez asegurada la supervivencia, el Padre Joseph pide a todos los equipos que vayan de puerta en puerta proponiendo a las familias que expresen sus reivindicaciones en cuadernos, que comparó inmediatamente con los cuadernos de quejas escritos en los campos de Francia en preparación de los Estados Generales de 1789. Todas las familias se involucran, los que saben escribir se ponen a disposición de los demás. Los mensajes cubren los distintos ámbitos de sus vidas: la vivienda, el trabajo, la educación, pero también y sobre todo la vergüenza y el rechazo social”4
- “Cuadernos de quejas en los que la gente puede expresar todas las injusticias que denuncia, las propuestas que hace para resolverlas. El resultado es una verdadera declaración de derechos humanos, asociada a un embrionario programa de acción política y social; un inmenso grito que se eleva desde todas las ciudades subproletarias de Francia, un grito sin odio, extraordinario en unanimidad. Lo que la gente exige, ante todo, incluso antes que unas condiciones de vida decentes, es el reconocimiento de su dignidad, el derecho a criar a sus hijos, a ser educados, a trabajar…”5
- “En una época en la que todo el país se expresaba en las calles, era imprescindible que los más desposeídos no se quedaran callados, temblando de miedo y víctimas de una indigencia aún incrementada por la parálisis de toda la vida activa. Los cuadernos fueron la base del primer expediente presentado por el Movimiento al presidente de la República6. La sed de expresión, de diálogo y de encuentros revelada en esta ocasión no podía quedar sin consecuencias”7
Inicios de la Universidad Popular Cuarto Mundo
- “En 1968, el Manifiesto Un Pueblo Habla permitió a las familias del Cuarto Mundo participar activamente en la toma de conciencia y el cuestionamiento de nuestra sociedad que surgía en todo tipo de círculos, sin tener que depender de quienes querían denunciar sus injusticias. Pero eso no nos bastaba: era necesario que la concordancia de las experiencias vividas, de las aspiraciones reveladas en todos los barrios de emergencia o de chabolas que se habían expresado en esa ocasión, se convirtiera en un diálogo verdadero y duradero, permitiera una profundización, suscitara un encuentro, revelara un pueblo”8
En esta dolorosa e inaceptable experiencia de hambre surgió la necesidad urgente de organizar la resistencia de los más pobres, armándolos de palabras y saberes para “obligar al mundo a cambiar”.
- Francine de la Gorce, Un peuple se lève, edición Quart Monde1995, pág 296
- Francine de la Gorce, La gaffe de Dieu, ediciones Science et Service 1981, pág 285
- Francine de la Gorce, Un peuple se lève, ediciones Quart Monde 1995, pág 298
- Francine de la Gorce, Un peuple se lève, ediciones Quart Monde 1995, pág298
- Francine de la Gorce, La gaffe de Dieu, ediciones Science et Service 1981, pág 288-289
- Destinado al General de Gaulle, este expediente sólo se acabará bajo la presidencia del Sr. Georges Pompidou
- Francine de la Gorce, Famille Terre de Liberté, ediciones Quart Monde 1986, pág 138-139
- Francine de la Gorce, La gaffe de Dieu, ediciones Science et Service 1981, p. 315