Invertir en el compromiso humano
Estimadas amigas y amigos:
Esperamos que al recibir esta carta se encuentren con mucho ánimo y esperanza.
Aún estamos lejos de entenderlo todo de esta pandemia a la que nos enfrentamos. Lo que sabemos a día de hoy es que es un acontecimiento mundial y todo el mundo está potencialmente afectado. Esta pandemia conmociona a todas las personas, y a algunas nos obliga a estar confinadas.
Tampoco hemos acabado de entender del todo lo que viven las familias en situación de pobreza con esta crisis sanitaria mundial y tenemos mucho que aprender. En el contexto rural de Nuevo México, donde sólo es posible estar en contacto con las familias por teléfono, Karen, voluntaria permanente, nos decía: «Tenemos que aprender a escuchar los silencios, no intervenir mucho y dejarnos guiar. Aprender a seguir a las personas a través de lo que dicen».
En Europa y en Norteamérica se ha empezado a pensar sobre la forma de realizar el desconfinamiento, pero nos damos cuenta de que la vuelta a la normalidad será un proceso largo. Tras meses sin escuela, muchos niños y niñas han interrumpido el aprendizaje escolar. Existe un gran riesgo de que algunos abandonen la escuela y que se haga responsable de ello a sus familias. Estamos ante el gran desafío de lograr movilizarnos junto a todos los niños y niñas, padres, madres, personal docente y autoridades públicas: ¡No, no hay padres y madres negligentes! ¡No, no hay niños y niñas que se niegan a aprender! En otros continentes se perfila incluso un año en «blanco», un año perdido, lo que preocupa mucho a niños, niñas y jóvenes, pero también a sus familias que han hecho tantos esfuerzos para la escolarización de sus hijos e hijas.
En países de África o en Haití, aunque los fallecimientos relacionados con el COVID-19 son menos numerosos, lo que se teme es que el aumento vertiginoso de contagios provoque aún más muertes dado que los sistemas de atención sanitaria de algunos países son muy precarios y muy pocas personas cuentan con un seguro médico. A pesar de la cantidad de información que ofrecen los medios de comunicación, algunas personas, especialmente en los barrios periféricos, no están al tanto de la actualidad ni conocen las instrucciones decretadas por las autoridades. En ocasiones es imposible poner en práctica medidas de distanciamiento físico. ¿Cómo lavarse las manos cuando no se dispone de agua corriente?; ¿o cuando se ha duplicado el precio del bidón de agua potable? En la República democrática del Congo, miembros de ATD Cuarto Mundo han iniciado gestiones con las autoridades locales para obtener acceso gratuito al agua de acuerdo con los compromisos asumidos por el Gobierno. En la periferia de París, las autoridades han proporcionado cisternas de agua en los campamentos de familias romaní. El acceso al agua, con el que sueñan desde hace tantos años, ha llegado gracias a la pandemia. Cuando se declare el desconfinamiento, ¿se seguirá abasteciendo de agua a estas familias?
En Bangui, República Centroafricana, continúa el trabajo de prevención realizado por miembros del Movimiento con la instalación en los barrios de dispensadores móviles de agua para poder lavarse las manos con frecuencia usando cubos de agua y jabón. Cédric, un mediador1, ha asumido la responsabilidad de visitar a las familias que hace unos meses sufrieron inundaciones por la crecida del río. Hay familias que lo han perdido todo y algunas se han reagrupado y viven bajo lonas o tiendas donadas por ONG. Pero, al fondo del todo, más allá de las familias instaladas bajo las lonas, Cédric también encontró a otras personas que no tienen lonas y que se resguardan bajo pedazos de plástico o de cartón
y propuso que se hicieran responsables de guardar el jabón y los cubos de agua para el conjunto de familias allí refugiadas. Dice que «de este modo no serán solamente quienes reciben la ayuda sino también las que ayudan a las demás». Nuestra prioridad sigue siendo situar a las personas más débiles en el centro de todo lo que emprendemos.
«Las familias no tienen miedo de la enfermedad, tienen miedo de morirse de hambre», dice Shaidi, joven aliado, desde Bukavu (República Democrática del Congo). En algunos países, las autoridades públicas logran establecer programas de distribución de víveres o de subsidios. Los miembros del Movimiento intentan garantizar la inscripción de las familias en las listas que más tarde permitirán que reciban la ayuda. A pesar de estas iniciativas, muchas veces la única solidaridad existente frente a la falta de alimentos o de medicamentos es la solidaridad entre personas en situación de pobreza.
Debemos denunciarlo. En una crisis que se prolonga, esta situación es insostenible.
En todo el mundo hay muchas personas que viven al día, expuestas a la mínima dificultad, sin ningún tipo de protección social; y esta crisis ha dejado al descubierto sus efectos devastadores. En Filipinas, Francia, España, Guatemala o Madagascar, miembros del Movimiento se han movilizado para aportar una ayuda de urgencia, reflexionando mucho sobre la manera de hacerlo para que esta no genere división.
- En Guatemala, el equipo ha suspendido las actividades que periódicamente se realizaban en la casa Cuarto Mundo. Un día, los jóvenes que viven y trabajan en el vertedero llamaron a la puerta y dijeron: «No sabemos dónde ir para comer y lavar la ropa. En estas condiciones seremos los primeros en morir». Dimas, voluntario permanente, entendió con ello que la Casa Cuarto Mundo debía permanecer abierta. Tomando todas las medidas y precauciones necesarias, el equipo invitó a los jóvenes a venir para ducharse, descansar y recuperar fuerzas antes de volver a la calle donde sobreviven cuidando unos de otros.
En todas partes vemos la importancia de la presencia de militantes Cuarto Mundo en sus comunidades y sus barrios. Frente al confinamiento obligatorio y a la imposibilidad de salir, militantes Cuarto Mundo como Vivi, en Guatemala, o el grupo de «facilitadoras» en Manila, así como muchas otras personas en otros lugares, han podido movilizarse en sus propios vecindarios para comprobar cómo estaban las otras familias. Han coordinado iniciativas para que las ayudas excepcionales llegaran realmente a quienes más las necesitaban. De cara a la construcción del Movimiento en los próximos años, estamos ante el reto de invertir nuestra energía para suscitar el compromiso y formar nuevas generaciones de militantes Cuarto Mundo que a su vez se comprometan radicalmente junto a los suyos.
Esta crisis humanitaria nos recuerda continuamente que estamos en un mundo de desigualdades, un mundo que ante estas desigualdades cierra los ojos. Independientemente de la pandemia, en todo el mundo hay familias que día a día luchan para sobrevivir y hacer frente a la extrema pobreza; es lo que viven hoy día nuestros amigos de Uvira, en la República democrática del Congo, donde desde el pasado jueves la población afronta inundaciones mortíferas que se han cobrado vidas, devastado carreteras y destruido miles de casas. 75 000 familias se encuentran sin vivienda.
Comparten con muchas familias en situación de pobreza de todo el mundo una misma inseguridad, no tener otra opción que vivir en los lugares más expuestos.
Los niños, niñas y equipos de animación Tapori están en primera línea para socorrer a quienes todavía siguen luchando contra la violencia del agua o los deslaves. Todas las medidas de prevención establecidas para luchar contra la epidemia de COVID-19 hacen más difícil la llegada de ayuda procedente de otras regiones. Hasta ahora, nuestros amigos están solos, contando unicamente con sus propias fuerzas para ayudarse mutuamente. Los miembros del Movimiento en la región buscan la mejor manera de aportar ayuda material a pesar de la destrucción de carreteras y el cierre de fronteras.
La juventud de Uvira nos muestra toda la fuerza de su compromiso. ¡Ojalá pueda contagiarse a toda la juventud del mundo para poner fin a la extrema pobreza!
Muchas organizaciones, personalidades, ciudadanas y ciudadanos empiezan a hablar sobre la forma de construir el periodo posterior a la crisis. ¿Qué va a pasar después de la pandemia? ¡Las cosas no pueden volver a ser como antes! Queremos participar firmemente en este debate para que se solicite y se escuche la voz de las familias en situación más grave de pobreza, para que su experiencia se tome en consideración. Sin su contribución no lograremos construir ese mundo de paz e igual dignidad al que aspiran los seres humanos.
Por ello les proponemos lo siguiente: en medio de todos sus esfuerzos diarios, ¿aceptarían dedicar un momento a pensar de manera personal y colectivamente con personas de su entorno cuyas voces corren el riesgo de no ser escuchadas y de que sigamos ignorando sus ideas? Les proponemos hacerlo en torno al 15 de mayo, Día Internacional de las Familias, o ese mismo día. Les invitamos a pensar sobre las siguientes preguntas:
- ¿Qué cambia con la pandemia?
- ¿Qué cosas de mi vida anterior a la pandemia no quiero que se repitan después?
- ¿Qué cosas nos gustaría lograr cambiar?
- ¿De qué manera todo ello cuestiona mi compromiso?
- ¿De qué manera cuestiona los Compromisos Comunes del Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo?
Reunirnos en diferentes lugares del mundo a un tiempo, abordar estas cuestiones entre miembros del Movimiento y compartir nuestras reflexiones puede ser fuente de inspiración y darnos fuerzas para ser aún más creativos. Este trabajo nos permitirá también elaborar un mensaje apropiado para interpelar a la ciudadanía y a las instituciones, e inspirará nuestras conmemoraciones del 17 de octubre de 2020, Día Mundial para la Erradicación de la Extrema Pobreza. Además, estamos seguros de que sus reflexiones contribuirán a enriquecer el proceso de discernimiento en curso sobre la gobernanza del Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo.
¡Gracias por hacernos llegar, en el formato que sea, su contribución!
Reciban un cordial saludo.