Un año sin mendigar
Durante la Campaña Pobreza Nunca Más – Actuar Todos por la Dignidad, ATD Cuarto Mundo impulsó la escritura de historias de resistencia y cambio, de luchas colectivas que muestran que si las personas se unen pueden lograr que la miseria retroceda.
Historias de resistencia que ponen en evidencia que la miseria se puede evitar.
La siguiente historia está escrita por Brigitte Jaboureck (Francia).
Tenía cerca de doce años, era alto y delgado, tenía una bicicleta de mujer demasiado grande sobre la que no podía sentarse. Iba pedaleando de pie todo el camino que conducía desde su casa a la nuestra. Vivían en una casa de guardagujas abandonada a las afueras del municipio. Llamaba a nuestra puerta y extendía a mi madre un papelito, sin mediar palabra, la cabeza baja. Mi madre iba a buscar un sobre, su cartera, dejaba caer algunas monedas en el sobre y se lo devolvía al niño. Esta escena se repetía con regularidad. Mi madre solamente decía: «Su padre se ha ido, ya no hay ningún ingreso».
No se me ha olvidado nunca la actitud de este niño. En los barrios donde he vivido, otras niñas y niños han venido a llamar a la puerta de mi casa con otros mensajes, como Virginie que se presentaba siempre diciendo: «Aquí estoy yo de nuevo, molestándoles».
- ¿Cuántas niñas y niños cargan demasiado pronto con el peso de la privación? Ante ellos, nos sentimos incómodos, llenos de impotencia. Nuestras respuestas nos dejan un sabor amargo. Sabemos bien que no cambian en nada la situación.
Tuve la suerte de compartir y de escribir con una familia la historia de su vida. Una historia de lucha para lograr alimentar a sus hijos, para que fueran a la escuela vestidos adecuadamente, para pagar el alquiler, el agua, la luz… Una vida donde lo imprescindible nunca estaba asegurado.
El hijo mayor iba con frecuencia a ayudar a su padre a recoger chatarra y cartones que vender. La hija mayor iba de puerta en puerta pidiendo leche, pasta o aceite… El señor únicamente encontraba, de vez en cuando, pequeños empleos precarios, temporales o como interino.
En 1984, esta familia tuvo la suerte de poder participar en un proyecto experimental de ingreso mínimo garantizado.
De hecho, esos años, Europa tomaba conciencia de que, a pesar de su prosperidad, miles de familias padecían una precariedad extrema y buscaba el modo de poder solucionar esta situación. Para ello fluctuaba entre la concesión de ayudas puntuales con una orientación muy específica y un apoyo económico regular que se ingresaba algunos meses y que era superior a las necesidades de las familias. Tras muchas discusiones, estaba la cuestión de tener confianza en los pobres respecto a la gestión correcta de su dinero.
En el Consejo Económico y Social, Joseph Wresinski, trabajaba
sobre el informe Gran pobreza y precariedad económica y social. El Movimiento ATD Cuarto Mundo realizó varios proyectos experimentales con el fin de establecer una política global de lucha contra la pobreza. En la región de Ille-et-Vilaine, puso en marcha un Ingreso Familiar Mínimo Garantizado con socios locales y cuya evaluación se realizó junto con las familias beneficiarias.
A lo largo de todo el proyecto experimental, descubrí la impresionante cantidad de proyectos que esta familia realizó efectivamente. El señor se estableció por cuenta propia como reparador de bicicletas y motocicletas. Pudo responder a una petición por parte de su tutor de fabricarle un remolque. Realizaron los pagos de las deudas que debían a unas personas y otras. Las niñas y niños acudían a la escuela con todo el material escolar necesario. Recibieron de unos familiares juguetes por Navidad. Lograron alquilar una tienda de campaña y pudieron ir de acampada durante las vacaciones, es cierto que no muy lejos de donde vivían porque no tenían coche y tenían que transportar todo el material en una motocicleta.
- A partir de entonces los niños volvían a sonreír, a mostrar una alegría infantil. Ya no se les veía pidiendo dinero. La familia puso fin a la mendicidad. Experimentaban que, para ellos, algo diferente se hacía posible.
La señora dirá: «El ingreso garantizado nos ha permitido, en primer lugar, comprar y comer. Nos ha permitido más o menos equilibrar nuestro presupuesto. Conseguimos llegar a fin de mes. El tutor nos ha dejado que lo gestionáramos nosotros mismos. Hemos comprado camas, colchones, muebles… Mi marido ha comprado herramientas, el material necesario para la reparación de bicicletas y motocicletas… He pagado los cuadernos, las hojas, los bolígrafos y todo lo necesario para que los niños vayan a la escuela. Las niñas y los niños estaban contentos. Antes, cuando pedían algo, no podíamos. Hemos comprado una bicicleta de cross en Navidad. La niña mayor necesitaba gafas, las lentes entraban por el seguro médico pero no la montura, también las he podido comprar». Participaron muy activamente en la evaluación de esta experiencia piloto, conscientes de que podían, de este modo, mejorar la ley para que fuera de utilidad para las personas en situación más grave de pobreza.
El señor dirá :
- «Para nosotros esto se termina, pero es necesario que otras personas puedan obtener este ingreso. Es necesario transmitir esto al Gobierno. He demostrado que podemos superar esta situación. He vivido en situación de miseria, seguramente más que otras personas, más de lo que es posible imaginar. Las personas pobres seguirán siendo pobres, a menos que se produzca un milagro. Las personas pobres, no son las personas que más se quejan, no son las personas a las que más se escucha… Porque somos pobres, nos ponen en lo más bajo, pero tenemos tanto mérito como una persona rica. Intentamos trabajar para que nuestras hijas e hijos puedan tener éxito en la vida».
Nuestra historia se presenta en la evaluación del proyecto bajo el título de Un año sin mendigar.
En los años siguientes, el Ingreso Mínimo Familiar Garantizado, inspirará la creación del Ingreso Mínimo de Inserción [RMI por sus siglas en francés]. Sin embargo, este ingreso no guarda una relación con una política global, y el monto y las medidas de inserción insuficientes no permiten a las familias la realización de tantos proyectos. Aun así, representa una red de seguridad para cualquier persona en situación de precariedad.
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