La casa de la amistad
Durante la Campaña Pobreza Nunca Más – Actuar Todos por la Dignidad, ATD Cuarto Mundo impulsó la escritura de historias de resistencia y cambio, de luchas colectivas que muestran que si las personas se unen pueden lograr que la miseria retroceda.
Historias de resistencia que ponen en evidencia que la miseria se puede evitar.
La siguiente historia está escrita por Shirley y Alexandre Petit-Duport (Mayotte, France), una pareja recibe a niñas y niños de su barrio para crear lazos de amistad en la comunidad.
Vivimos en Mayotte. Cuando nos trasladamos al barrio, enseguida nos dimos cuenta de que había una gran mezcla social con familias acomodadas de Mayotte, menos acomodadas, pero también con familias de las Islas Comoras, de la Gran Comora, de Anjoan. Algunas familias tienen documentación en regla otras no. Después, poco a poco, nos dimos cuenta que al final de la calle había un grupo de mujeres y que ese grupo no se lograba entender con otro grupo que debatía al otro lado de la calle, en la misma calle. También estaban las fiestas tradicionales en la calle a las que, a nosotros nos invitaban, pero no a ciertas familias de esta misma calle.
También estaban las peleas entre niñas y niños del barrio que corrían el riesgo de extenderse también a los adultos. Con todo eso vino la propuesta de crear un grupo Tapori con niñas y niños del barrio, por un lado, para favorecer la solidaridad entre ellos, y por otro lado, porque pensamos que con esta solidaridad entre pequeños se podría favorecer también que las familias se encontraran, por mediación de sus hijos y de un modo positivo, que estuvieran orgullosos y se sintieran reconocidos en las creaciones que pudieran realizar en el grupo Tapori.
Entonces, desde hace un año, una vez al mes animamos un grupo Tapori en nuestra casa. Elegimos realizar las actividades en nuestra casa porque en Mayotte somos personas extranjeras, y por otra parte, nuestra casa está situada en el medio de la calle, entonces era realmente un espacio neutro que permitía reunir a todas las niñas y niños del barrio.
Hoy en día, después de un año de vida del grupo Tapori, vemos algunos pequeños cambios, son verdaderamente pequeños, pero también nos permiten afirmar que vamos a continuar con el grupo. Estos cambios se han producido en los lazos que establecen los pequeños del barrio y que antes no existían, y también, por ejemplo, una señora que vive frente a nosotros y que poco a poco se acerca a dialogar, que va a saludar a las otras mujeres del otro lado de la calle, mientras que antes, no lo hacía.
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