De la banalización a la concienciación
Durante la Campaña Pobreza Nunca Más – Actuar Todos por la Dignidad, ATD Cuarto Mundo alentó la escritura de historias de resistencia y cambio, de luchas colectivas que muestran que si las personas se unen pueden lograr que la miseria retroceda.
Historias de resistencia que ponen en evidencia que la miseria se puede evitar.
Por Blaise Ndeenga (Camerún)
Hacer realidad los derechos humanos para las personas que viven en situación de extrema pobreza: historia de un proceso de concienciación ciudadana.
- «¿Cómo nos pueden decir que las personas pobres, como nosotras, tenemos derechos? ¿Quién los va a respetar? ¿Qué vamos a hacer para que se conozcan y se respeten?».
Esta era una de las primeras reacciones que pude reunir durante el trabajo de sensibilización sobre el Manual para la implementación de los Principios Rectores de las Naciones Unidas sobre la Extrema Pobreza y los Derechos Humanos, una publicación conjunta de ATD Cuarto Mundo y Franciscanos Internacional. Yo, en aquel momento, reunía con el apoyo de Cáritas a personas que vivían en situación de extrema pobreza. Meses más tarde, el cuestionamiento de esta mujer encontró un intento de respuesta ante los diputados con quienes nos reunimos para la presentación del Manual:
- «Este manual nos abre los ojos sobre una realidad durante mucho tiempo ignorada y desatendida: la de la ejecución de políticas que tengan en cuenta a todos los sectores de nuestra población. Ha llegado el momento para nosotros, diputados, de reflexionar sobre políticas inclusivas que respeten los derechos de nuestra población. Este manual es una herramienta importante para la elaboración de este tipo de políticas…».
Aquí vemos dos reacciones que describen el impacto que este manual ha tenido en dos sectores de la sociedad completamente opuestos: un diputado y una simple ciudadana. En último término, el manual suscita un mismo impulso de concienciación sobre el impacto que tiene el respeto de los derechos humanos en la vida de las personas en situación más vulnerable.
En toda mi experiencia de trabajo de campo nunca había pensado en esta idea del respeto de los derechos de las personas que viven en situación de pobreza, nunca. Buscaba las causas y las posibles soluciones en otros ámbitos: en la repartición desigual de las riquezas, en los obstáculos de acceso a los servicios, en el fracaso de las políticas…
Estaba muy lejos de imaginar que uno de los fundamentos más sólidos de la mejora de las condiciones de vida de las personas y comunidades radicaba en el respeto de sus derechos humanos esenciales. El Manual para la implementación de los Principios Rectores ha sido esclarecedor para mí en este aspecto. La banalidad de las situaciones de pobreza se transforma en un cuestionamiento sobre el respeto de los derechos humanos.
¡Es extraordinario! A la luz de esta perspectiva analicé muchas situaciones y entendí que la violación de los derechos de las personas es el caldo de cultivo de las situaciones de pobreza.
En este Manual he encontrado mucha riqueza, y cuando encontramos riqueza, la compartimos con las demás personas. Entonces, era necesario movilizar rápidamente a otras personas para dar a conocer esta realidad. En cierta medida me convertí en un ‘predicador’ del manual. Entre vacilaciones, dudas, cuestionamientos, esperanzas, fui a compartir mi riqueza. Reuniones con ONG humanitarias, Cáritas, la Asamblea Nacional, juristas, escuelas, prisiones, responsables políticos… Era necesario que todas las personas descubrieran esa riqueza. Muchas de ellas se la apropiaron y hemos iniciado una vía. Desde entonces, hemos realizado reuniones de sensibilización, formaciones y acciones de incidencia política. Ya se ha iniciado el camino hacia esta toma de conciencia del respeto de los derechos humanos de las personas pobres. Cada día afrontamos montañas, pero también cada día allanamos el camino a partir, en ocasiones, de fuerzas insospechadas.
Las dos intervenciones que presento a continuación dicen mucho al respecto; en primer lugar una intervención de un guardia prisiones:
- «¿Cómo es posible respetar los derechos humanos de una persona encarcelada que ha matado, robado, desposeído y traumatizado a personas y comunidades? Estas personas no respetan ningún derecho, por eso, pedir que respetemos sus derechos es concederles un trato de favor. Sin embargo, esperamos que con vuestra sensibilización, podremos iniciar una serie de reflexiones…».
Esta última frase, por lo menos, nos da cierta esperanza. Pero la verdadera respuesta al cuestionamiento de nuestro guardia de prisiones se la darán las niñas y niños de una escuela primaria que tan solo después de dos reuniones de presentación del manual escribieron en sus pizarras estas hermosas frases:
- «Los derechos son derechos.
Los derechos no saben de color,
los derechos no saben de lugar,
los derechos no saben de categorías de personas.
Los derechos nacen con nosotras y con nosotros, todos ellos nos pertenecen y nos colman de derechos».
Nota: véase la historia sobre el Manual para la implementación de los Principios Rectores de las Naciones Unidas sobre la Extrema Pobreza y los Derechos Humanos
Para saber más, visite el blog 1001 Historias de Resistencia→