India| La amistad, la educación y «grasa», conectan la infancia con Tapori
Cuando visito India vienen a la memoria diferentes periodos de la historia. En 1967, Joseph Wresinski, fundador de ATD Cuarto Mundo, realizó un viaje a este país en el que se inspiró para crear Tapori, la red de amistad entre niñas y niños de todo el mundo. Escuchó la palabra «tapori» que se utilizaba como un insulto a los menores que vivían en la calle o en las estaciones de tren. Al mismo tiempo, observó que estas niñas y niños «tapori» compartían con todos los demás la comida que conseguían. Para honrar este espíritu de mantenerse unidos pese a las dificultades de la vida, bautizó con el nombre de Tapori el movimiento mundial de niñas y niños de toda procedencia que podían mostrar a los adultos lo que realmente significa construir un mundo de amistad.
Medio siglo después, tras haberse multiplicado en muchas partes del mundo, Tapori regresó a india para agradecer a Mamoon Akhtar. Mamoon creció en Tikiapara, un asentamiento desfavorecido de la periferia de Kolkata. Puesto que tuvo que abandonar la escuela cuando su padre no pudo pagar los gastos de escolarización, siempre ha creído que es importante para todos los niños y niñas poder tener la oportunidad de aprender. En 1999, el mismo comenzó apoyando a unos pocos niños de estos barrios en su propia casa. Pronto fueron 25 niños los que estudiaban con él. A través de los años, su determinación para no dejar a ningún niño atrás le condujo a aumentar sus esfuerzos con múltiples escuelas que en la actualidad reciben a más de 4 500 niñas y niños desfavorecidos. Mamoon habla así de Tikiapara, «una mala calidad de vida y oportunidades insuficientes [hacen que] muchos se orienten hacia la venta de drogas, la recuperación en la basura y la prostitución para ganarse la vida». Su organización Samaritan Help Mission (SMH) es multiconfesional, como lo son las diferentes comunidades a las que atiende, y tiene como objetivo crear oportunidades para todos, especialmente para lograr una armonía en la comunidad y una alfabetización plena. Para lograrlo, renuevan constantemente sus edificios principales para permitir el acceso a los menores con discapacidad.
Sobre sí mismo, Mamoon dice: «No soy un trabajador social. Mi trabajo es más como de un mecánico de jóvenes. Paso mi tiempo con los jóvenes en las calles, y cuando veo un problema, todo lo que hago es añadir un poco de grasa para ayudarle a avanzar».
Situado en la misma calle en la que está situada la escuela principal de la SMH, Tapori también estuvo presente, en el centro Don Bosco Ashalayam, que dirige un albergue nocturno para menores que viven en la calle. Creado en 1985, Ashalayam es un proyecto para niñas y niños desamparados, con independencia de su casta, su credo o su género. Dirigido por los Hermanos Salesianos de Don Bosco, el Ashalayam cuenta en la actualidad con seis hogares, un proyecto de investigación y rehabilitación, así como programas de formación y educación. El principal objetivo del Ashalayam es proporcionar un medio ambiente de amistad y apoyo para las niñas y niños y permitirles que adquieran las capacidades para defender su derecho a los medios de supervivencia, protección, desarrollo y participación.
En una reciente visita a India, los miembros de ATD Cuarto Mundo en UK presentaron asimismo Tapori en la Sociedad Tiljala para la Educación y el Desarrollo [SHED por sus siglas en inglés], una organización de voluntariado social de Kolkata. El fundador de la misma, Mohammed Alamgir, creció en la comunidad marginal, en un asentamiento ilegal, Tiljala SHED tiene como objetivo poner fin a la explotación en todas sus formas, así como promover la dignidad, la igualdad, la justicia y la paz. El hijo del fundador, Shafkat Alam, lleva a cabo muchos programas para niñas y niños víctimas de tráfico, en situación de riesgo de sufrir un matrimonio precoz, como traperos u otras situaciones de vulnerabilidad.
Señala la importancia de ofrecer ayuda tanto a niños como a niñas y afirma: «Gracias a la reciente financiación hacia proyectos relativas a la infancia, que comprensiblemente prioriza a las niñas, es frecuente encontrar a mujeres que obtienen diplomas universitarios, pero es muy raro ver niños en la misma situación. Los niños con bajo nivel educativo y analfabetos son vulnerables a las drogas, a la delincuencia y a otros males sociales. Además, las jóvenes educadas lo más probable es que no quieran casarse con los jóvenes pobres de los asentamientos. La diferencias que encuentran a nivel educativo pueden ser causa de conflictos familiares». Además de dar prioridad a las necesidades de los menores más marginados y sus familias, Shafkat también llega hasta los jóvenes de medios más favorecidos, brindándoles la oportunidad de conocer una comunidad de su propia ciudad y participar en ella, por ejemplo ayudando a pintar el edificio de la escuela.
Una cuarta organización sin ánimo de lucro a partir de ahora también mantiene contacto con Tapori. Vasundhra Om Prem, director del Centro de Excelencia de Alternativas en Protección de Menores, estableció contacto al escuchar la canción «A Tapori», que se inspira en mensajes de niñas y niños de todo el mundo.
Todos estos lazos entre niñas y niños de diferentes medios sociales y religiones refleja la visión de Joseph Wresinski para todos los niños y augura un incremento en las conexiones establecidas por Tapori en el mundo.