Coloquio de Cerisy | Noticias
Ante la miseria, repensar lo humano; con Joseph Wresinski
Desde su creación, el Movimiento ATD Cuarto Mundo ha querido avanzar en la lucha tanto en el terreno del pensamiento como en la acción de terreno. El reciente Coloquio de Cerisy ha constituido para filósofos, historiadores, antropólogos y profesionales de la lucha contra la extrema pobreza, así como para militantes que han vivido en situación de extrema pobreza, una oportunidad para conjuntamente, ante la miseria, repensar lo humano. Repensar de otro modo el conocimiento, la acción y la sociedad.
Los directores del coloquio, Bruno Tardieu y Jean Tonglet, explicaban que se lleva a cabo apoyándose en el pensamiento muy poco conocido de Joseph Wresinski, que mira de frente y sin temor la extrema violencia de la miseria, sin perder la confianza en la inteligencia y en el corazón de quienes la viven.
La miseria es un sujeto de estudio poco trabajado, y sobre todo en muy pocas ocasiones pensado conjuntamente con las primeras personas afectadas, y con las demás. Muchas de las teorías y de las palabras pueden herir o constituir un punto muerto. Durante estos días, han trabajado de un modo distinto al habitual, en un espacio de libertad donde las personas participantes han corrido el riesgo de pensar unos frente a otros y después conjuntamente. A la persona que vive en situación de pobreza rara vez se toma en consideración sus análisis; del mismo modo, no se considerará a los académicos legítimos para hablar de la miseria. Pero en el marco de este coloquio, los diferentes tipos de pensamiento se han completado y se han dado credibilidad unos a otros. La iniciativa ha permitido que se autorizasen mutuamente a pensar, que se acreditaran unos a otros, que se confrontaran para empezar a construir una reflexión no tanto sobre las personas que viven la exclusión, sino con ellas; no tanto sobre la acción, sino con los agentes de la misma.
Algunos de los temas abordados
Bruno Dabout e Isabelle Perrin de la Delegación General del Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo, evocan aquí algunas cuestiones que también constituyen elementos de análisis y de acción futura.
- Pasar de una condición de culpable, a una de víctima y después a un estatuto de resistente: Nelly Schenker respecto al tema de la historia de los internamientos coercitivos con fines de asistencia en Suiza: «¿Por qué guardamos silencio? Porque no nos van a creer. Nos arriesgamos a que nos tachen dos veces de culpables, por haberlo vivido y por decirlo (…) No queremos abrir un proceso contra el internamiento, queremos que se juzgue la misera». Evelyne de Mevius, filósofa que ha trabajado sobre el genocidio armenio, ha destacado los límites del reconocimiento de la condición de víctima. La reparación simbólica mediante una petición pública de perdón y una compensación económica, constituyen una etapa. Pero es insuficiente, la participación en el diseño de políticas públicas transforma a las víctimas en agentes. Así, mediante el reconocimiento, superamos la condición de víctima para que se nos reconozca como resistentes.
- Comprender por qué la ayuda al pobre es punitiva: las ayudas concedidas de control social no ayudan a las personas a ser protagonistas de sus vidas. «El objetivo no es ayudar, sino castigar». Paul Dumouchel, filósofo, subrayó que se buscan las causas materiales de la extrema pobreza cuando en primer lugar se trata de una cuestión de relaciones sociales. Las instituciones proveen la ayuda al tiempo que imponen límites y controles a la misma por temor a que el pobre se instale en su situación. La persona en situación de pobreza debe hacer algo, pero en cuanto lo hace, la ayuda se anula. Este hecho nos empuja a pensar la peligrosa distinción existente entre buenos y malos pobres, que acompaña nuestras sociedades y civilizaciones.
- Comprender la exclusión social como una prohibición a donar que se hace a las personas desfavorecidas: Alain Caillé, sociólogo, nos recuerda que el ser humano es, sobre todo, un ser de necesidad animado por un deseo de reconocimiento. Describe las relaciones en la sociedad a partir de los actos de donar, solicitar, recibir y devover. En efecto, la unión entre el ser humano, el ser de necesidad y el ser animado por un deseo de reconocimiento como donador. Lo que mantiene a una persona en situación de miseria es la prohibición de donar. Alain Caillé reconoce la acción de Joseph Wresinski para situar a las personas más pobres en posición de donantes. De hecho, Joseph Wresinski aprendió a dar valor a las donaciones realizadas por las personas en situación de pobreza y a crear espacios que permitían desarrollar las oportunidades de donación. Alain Caillé, al igual que Philippe Chanial, nos abren a una pespectiva sobre Joseph Wresinski como hombre de acción y pensador de la acción.
- Comprender la poesía de la acción, como una invención de la acción a partir de los gestos de quienes se considera que sus gestos son insignificantes.
- Anticipar el incremento de las exclusiones por un mundo que impulsa a creer que no todo el mundo es necesario, y que cada vez más habrá más personas prescindibles.
- Escribir una historia crítica y cooperativa, que no es de vencedores o de odio, sino en favor de la responsabilidad.
- Repensar una educación humana, humanista y que humaniza, que cuenta tanto con la justicia del corazón como con la justicia del derecho.
- Las personas más desfavorecidas, testigos de nuestra honestidad, ¿no son un posible punto de encuentro entre todas las culturas del mundo?.
- Difundir entre las personas que viven en situación de miseria los frutos de este coloquio. Marie Jarhling, una sobreviviente de la miseria y cofundadora de ATD Cuarto Mundo al lado del padre Joseph Wresinski, expresó lo mucho que había aprendido sobre aspectos del pensamiento Wresinki, revolucionario y esperanzador. Su mayor deseo es que otras personas en situación de pobreza puedan servirse del coloquio para retomar fuerzas.
Encontrarán todos los vídeos (en francés) del Coloquio en Colloque-tv y en el sitio web Pobreza Nunca Más.