¡Nunca más sin ustedes!

El proyecto internacional de investigación «Determinar las dimensiones y medidas de la pobreza» que se lleva a cabo en seis países por parte del Movimiento ATD Cuarto Mundo en colaboración con la Universidad de Oxford y con el apoyo de numerosos socios, entra en su fase final. Los resultados se presentarán por primera vez el próximo 10 de mayo en sede de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) en París.

Elena Lasida, profesora en el Instituto Católico de París, y coanimadora del equipo de investigación en Francia analiza en este artículo los cambios que este proyecto aportará a la orientación de las políticas de lucha contra la pobreza.

En el mundo actual, y cada vez más, la pobreza se ha convertido en objeto de lucha social . Actualmente su reducción y eliminación forman parte de los objetivos de los programas políticos de cada país, y después del año 2000, integra también el programa internacional de las Naciones Unidas. En efecto, supuso una enorme conquista contar con la definición de lo que se denominó en un principio Objetivos de Desarrollo del Milenio y a partir de 2015, Objetivos de Desarrollo Sostenible. Por primera vez, la comunidad internacional se fijaba objetivos cuantificables para reducir la pobreza en el ámbito mundial. La definición conjunta de estos objetivos permitió liberar medios y apoyar políticas de reducción de la pobreza a una escala aún mayor. ¡Solo cabe alegrarse por ello!

Sin embargo esta buena noticia tiene un efecto paradójicamente negativo:

  • el objetivo de reducción de la pobreza ha reforzado la tendencia a reducir a la persona «pobre» a la categoría de «objeto». La pobreza adquiere mayor visibilidad en las estadísticas y en las políticas, lo que permite una mayor eficacia en los programas de lucha contra la pobreza. Sin embargo, al mismo tiempo, esta objetivización de la pobreza invisibiliza aún más a la persona «pobre».

Sobre todo se ven sus carencias: la persona pobre carece de alimentos, de vivienda, vestido, trabajo, atención sanitaria, formación… Y, cada vez menos, se percibe a la persona que vive en situación de pobreza con toda la complejidad asociada a la vida humana, marcada por necesidades que satisfacer, pero también por capacidades por desarrollar. El sujeto pasa a ser objeto.

Desde su creación, el Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo lucha contra este proceso de cosificación de la pobreza animado por la siguiente convicción: la lucha contra la pobreza debe realizarse «con» las personas en situación de pobreza y no «para» ellas. Este movimiento nace en 1957 en Francia, en el asentamiento informal de Noisy-le-Grand, a partir de la firme intuición de Joseph Wresinski que iba a transformar la mirada sobre las personas pobres: la intuición de encontrarse, no tanto frente a una serie de casos sociales individuales, sino frente a un pueblo, con una misma forma de actuar ante las carencias, las mismas angustias ante la expulsión y separación de sus hijas e hijos y las mismas experiencias de subempleo y de asistencia. Según Wresinski, entonces, la única forma de luchar contra la pobreza es devolviendo a este pueblo su dignidad y rompiendo con la fatalidad de la transmisión generacional de la pobreza y con la creencia de que son ellos los únicos responsables de esta situación: «Todos aquellos que han permitido a las personas pobres avanzar, en primer lugar, les han liberado de sí mismos. Han creído en ellos y les han convencido de que no eran culpables de una miseria que la historia les había legado».
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Se llevan a cabo muchas iniciativas en nombre de las personas pobres o de su sufrimiento, añadiendo de este modo violencia a la violencia mediante su instrumentalización. Con Wresinski, cambiamos la mirada sobre la pobreza, que ya no se percibe como una ley natural, sino como una injusticia deshumanizante. De este modo, la política de lucha contra la pobreza debe concebirse a partir de las personas en situación más grave de pobreza, con ellas. La persona pobre no es únicamente beneficiaria de caridad, pasa a ser proveedora de riqueza en el momento en el que se le da voz. La angustia de encontrarse en situación de calle y el miedo a verse separadas de sus hijas e hijos aparecen recurrentemente en las intervenciones de las personas más pobres y con ello expresan algo precioso: «La familia es el único refugio cuando todo falta, solamente allí todavía hay alguien que le acoja, todavía es alguien». 1

Asumir el desafío

¿Como tomar en consideración el conocimiento propio de las personas en situación de extrema pobreza y repensar, a partir de este conocimiento, las políticas de lucha contra la pobreza? Para avanzar en esta dirección, el Movimiento ATD Cuarto Mundo inició un proyecto un poco atípico: considerar a la persona en situación de pobreza como un «investigador» que puede contribuir a generar conocimiento sobre la pobreza. Una locura en un mundo donde se considera que únicamente los académicos detentan el conocimiento y la legitimidad para generar conocimiento. Pero sabemos bien que únicamente quienes se atreven a la locura logran transformar el mundo. Esta «locura» tomó la forma de una serie de «encuentros improbables». En primer lugar, el Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo se asoció con un agente indiscutible en el mundo académico, la Universidad de Oxford, para garantizar la dimensión científica de su iniciativa. De este modo el mundo de la acción militante y del pensamiento teórico se han unido para trabajar conjuntamente. Rencuentro improbable entre la lógica de la acción eficaz y el de la realidad compleja. Después, y puesto que el conocimiento tiene siempre un alcance universal, ATD Cuarto Mundo quiso dar a esta investigación una dimensión internacional. Seis grupos de investigación de seis países diferentes trabajan en torno a un mismo proyecto: tres países del Norte Global, Estados Unidos, Francia e Inglaterra; y tres países del Sur Global, Bangladesh, Bolivia y Tanzania. Encuentro improbable entre el Norte y el Sur Global, con realidades de pobreza muy diferentes y medios de investigación asimismo muy desiguales. Por último, el método de trabajo se construye a partir de una iniciativa que el Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo ha ido progresivamente implantando y practicando en sus Universidades Populares: el Cruce de Saberes. Encuentro improbable entre tres fuentes de conocimiento diferentes: la que proviene de la experiencia de pobreza, la generada por la acción profesional de acompañamiento y ayuda a las personas en situación de pobreza y las que se crean a partir del estudio y el conocimiento intelectual de la pobreza.

En esta iniciativa basada en el Cruce de Saberes se invierten tres principios fundamentales de la investigación científica en general y de la investigación sobre la pobreza en particular.

  • En primer lugar, el objeto pasa a ser sujeto: el pobre recupera su estatuto de persona, y más aún, pasa a ser agente principal y no solamente víctima de la pobreza. Además, el medio pasa a ser fuente: la pobreza no se reduce a una serie de datos que recopilar sobre el terreno, sino que se concibe como una experiencia que aporta un conocimiento singular e imprescindible para luchar contra ella.

Por último, la oposición de tipos de conocimiento pasa a ser un aprendizaje mutuo: en el Cruce de Saberes no se genera una competición entre las distintas formas de conocimiento, sino que «aprendemos a aprender» de un conocimiento a otro.

No sabemos si esta iniciativa producirá instrumentos más eficaces en la lucha contra la pobreza, pero, con independencia de su resultado, ya es portadora de una transformación radical de paradigma, el de aprender a decir a las personas «beneficiarias» de la acción social: «¡Nunca más sin ustedes!».

Este artículo es una traducción del artículo publicado el 3 de diciembre de 2018 en el sitio web portugués.

  1. Los pobres son la iglesia, entrevista del Padre Joseph Wresinski con Gilles Anouil, Ediciones Cuarto Mundo, Madrid, 1996.